Publicado 09/10/2018 13:04

Sufrir ciberacoso en la adolescencia reduce la calidad de vida

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   MADRID, 9 Oct. (EUROPA PRESS) -

   La calidad de vida se reduce en los adolescentes víctimas de cyberbullying, es decir, acoso a través de Internet y redes sociales, según un estudio realizado por la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR).

   La investigación se ha realizado con 920 estudiantes de entre 11 y 18 años de institutos de Educación Secundaria de Asturias, Madrid y Valencia. El objetivo del análisis era determinar cómo afecta a los adolescentes ocupar preferentemente uno de los roles propios del ciberacoso: ciberagresor, ciberobservador, cibervíctima y ciberagresor-víctima.

   De los datos se desprende que las conductas de ciberacoso reducen significativamente la calidad de vida percibida en perfiles relacionados con la condición de víctima (cibervíctima y cibervíctima-agresora) en comparación con ciberagresores, ciberobservadores y participantes que se declaran ajenos a la situación, independientemente del género y el rango de edad.

   Así, el estudio revela que el bienestar psicológico, el estado de ánimo, las relaciones con iguales, profesores y padres se relacionan inversamente con la ciberagresión. Es decir, cuanta más ciberagresión sufre un niño, peores son sus puntuaciones en las dimensiones descritas.

   Para el investigador principal del grupo de Ciberpsicología de UNIR, Joaquín González-Cabrera, la relevancia de este estudio viene dada por las especificidades del cyberbullying, ya que diferentes investigaciones han mostrado que este tipo de violencia genera más estrés que el bullying convencional e incrementa la probabilidad de sufrir enfermedades físicas y mentales en la edad adulta.

   "Ahora también tenemos evidencias empíricas de que la calidad de vida percibida se ve mermada cuando los adolescentes están relacionados con la cibervictimización; es decir, sienten peor bienestar físico y emocional, peor estado de ánimo, peores relaciones con iguales y padres o profesorado", asegura.

   Por ello, los investigadores González-Cabrera y Manuel Machimbarrena recomiendan que profesores, orientadores y equipos pediátricos "evalúen también la calidad de vida percibida cuando hay problemas de ciberacoso, por las posibles consecuencias que tenga para el bienestar general del adolescente, ya que aporta información bio-psico-social de gran relevancia".

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