Actualizado 22/10/2007 15:39

El Consejo de Seguridad Nuclear estudia mañana las marismas de Mendaña (Huelva) donde Greenpeace criticó fugas de cesio

HUELVA, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -

Técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) llevarán a cabo mañana un estudio en el denominado Centro de Recuperación de Inertes (CRI) número 9, ubicado en las Marismas de Mendaña, en Huelva, para analizar el estado del material que fue ubicado en dicha zona tras el accidente de Acerinox en Cádiz de 1998.

Así lo dieron a conocer a Europa Press fuentes de la Delegación Provincial de Medio Ambiente, que pusieron de manifiesto que la visita de técnicos del CSN "estaba ya prevista" con anterioridad a lo manifestado por Greenpeace sobre la existencia de fugas del isótopo radiactivo cesio-137 al río Tinto "procedentes de las más de 7.000 toneladas de material contaminado radiactivamente por el accidente de Acerinox".

Estas mismas fuentes ya indicaron que en el denominado Centro de Recuperación de Inertes (CRI) número 9, ubicado en las Marismas de Mendaña, se realizan hasta cuatro estudios anuales, uno cada trimestre, mientras que de forma aleatoria también llevan a cabo estudios los técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear, "no detectando estos estudios ninguna anormalidad".

Y es que el responsable de la campaña de Energía Nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, criticó el pasado jueves que estas 7.000 toneladas de material radioactivo "contaminadas" con cesio "se enterraron de forma incontrolada en el denominado Centro de Recuperación de Inertes (CRI) número 9, ubicado en las Marismas de Mendaña, tras el accidente de Acerinox".

En este sentido, y tras señalar que las fugas fueron descubiertas por un grupo de expertos internacionales en materia de protección radiológica pertenecientes a Greenpeace, el ecologista aseveró que el cesio "está saliendo ya al medio ambiente, contaminando al río Tinto", lo que, a su juicio, "es algo muy grave, pues el cesio es un material muy radiactivo y peligroso para la salud humana".

Al hilo de ello, Bravo aseveró que, "supuestamente, desde el año 2001 Egmasa había puesto en marcha un plan de vigilancia radiactiva para controlar, con la supervisión del Consejo de Seguridad Nuclear, durante al menos 30 años la evolución de este vertido de materiales contaminados por cesio-137 y evitar su intrusión en el medio ambiente".

El representante de Greenpeace puso de manifiesto que, "tras el descubrimiento de esta fuga, se demuestra que, o bien ese plan no existe o bien ha sido un absoluto fracaso", al tiempo que acusó al Consejo de Seguridad Nuclear, al Ministerio de Industria y a la Junta de Andalucía de haber actuado de forma "altamente irresponsable" al verter esos residuos "de forma incontrolada, provocando un grave problema de contaminación radiactiva".