Actualizado 05/08/2009 20:52

Los asesinos machistas que se suicidan son los que están más integrados en la sociedad

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Descarta que se produzcan homicidios de esta índole sin un historial previo de violencia física o psicológica en el ámbito de la pareja


MADRID, 5 Ago. (EUROPA PRESS) -

Los asesinos de mujeres que se suicidan después de cometer el crimen son los que están más integrados socialmente, mientras que quienes se entregan o facilitan su captura muestran un grado menor de integración en la sociedad, según explicó el delegado del Gobierno contra la Violencia de Género, Miguel Lorente, en una entrevista concedida a Europa Press.

Según apuntó, los que se suicidan, que generalmente tienen una edad más avanzada que quienes se entregan, deciden quitarse la vida porque son conscientes de que "no van a tener un apoyo o una acogida más o menos minimizadora" de su conducta criminal "y no quieren enfrentarse a esa nueva realidad", es decir, que "saben que matar está mal y no quieren afrontarlo".

"Son personas que no quieren enfrentarse a las consecuencias del homicidio y se suicidan en un puro acto de racionalidad", añadió el delegado del Gobierno, para recordar que en los 33 asesinatos de género perpetrados en lo que va de año, el 40 por ciento de los criminales intentó suicidarse y un 18,2% (siete hombres) lo consiguió, el último, un septuagenario esta semana en la localidad malagueña de Tolox, que se mató tras degollar a su esposa.

Por contra, los criminales que tras el homicidio se entregan o facilitan su captura (ya sea alertando a terceras personas o llamando a emergencias) son los que a juicio del experto, están menos integrados en la sociedad y responden a un perfil más "solitario" y "conflictivo". Lorente explicó que para estas personas, la entrega es una suerte de "gesto de reivindicación de la propia conducta y del propio valor" ya que "asumen su responsabilidad" aunque sea porque no tienen conciencia de haber hecho nada malo.

"El asesino machista busca imponer su valor como una defensa de lo que son sus principios, lo que considera que debe ser referencia, de forma que mata como refuerzo de su posición moral", añadió el delegado del Gobierno, para destacar que "el crimen moral se caracteriza tanto por la entrega voluntaria como por el suicidio" porque "en ambos casos, el agresor se refuerza a través de esa conducta última".

NO HAY HOMICIDIO SIN VIOLENCIA PREVIA

Estas personas matan porque "pierden el control que consiguen sobre la mujer a través de la violencia", conforme apuntó Lorente, quien incidió en que "la lesión no es el objetivo, sino el instrumento para llevar a cabo el control". En su opinión, "si sólo fuera por el conflicto, se divorciarían como hace la mayor parte de la gente, pero como el fin es someter, dominar e imponer sus criterios a la mujer, (el maltratador) utiliza la violencia".

Esta conducta lleva a una "deshumanización o cosificación del sujeto de la violencia", en este caso la mujer, de modo que cuando el agresor pierde el control sobre ella o tiene la percepción de que ese momento se avecina, "llega al homicidio", en muchos casos impulsado además, por la sensación de que la falta de dominio sobre la pareja va a dejar al maltratador "en mal lugar como hombre".

Es por ello que el delegado del Gobierno descarta que se produzcan asesinatos machistas sin un historial de violencia física o psicológica previa. "Son casos que siempre están alrededor de la pérdida de control y por eso matan, pero el homicidio no es algo incoherente en el marco de la relación previa, porque después de 20 años de relación, uno no mata al otro porque sí, un día cualquiera", explicó.

En este sentido, puso como ejemplo los casos en que el hombre mata a la mujer mucho tiempo después de haber roto su relación con ella y cuando parecía que la cuestión estaba superada. Según dijo, esto ocurre porque el maltratador está convencido de que ella va a volver a su lado tarde o temprano y cuando toma conciencia de su error intenta matarla.