Actualizado 26/10/2007 21:26

El congoleño que quedó tetrapléjico por una paliza denuncia que su agresor sigue libre porque la Fiscalía no ha actuado

Los médicos creen que la rotura de cervicales sólo pudo producirse por un golpe fortísimo o por una rotación cervical


MADRID, 26 Oct. (EUROPA PRESS) -

Miwa Buene, el congoleño que quedó tetrapléjico por una paliza en febrero pasado, denunció este viernes, desde el Centro de Lesionados Medulares de Vallecas en el que está ingresado, que su agresor sigue en la calle todavía, ocho meses después, porque la Fiscalía no actuó en su momento.

Durante una rueda de prensa, Miwa, congoleño de 41 años y economista de profesión, explicó todo por lo que ha pasado desde el 10 de febrero. "Eran sobre las 10.00 horas cuando un grupo de cuatro personas de estética nazi empezó a insultarme a mi paso por la calle Río de Tajuña, en Alcalá de Henares", relató, recordando las frases que le increparon: 'Negro de mierda', 'Éste no es tu país, esto no es un zoo, vete de aquí', 'Esto es una invasión de negros', además de algunas otras "consignas ultras", puntualizó Ibarra.

Miwa, asustado, se dio la vuelta, pero cuando estaba caminando para marcharse recibió un golpe en el cuello que le hizo perder prácticamente el conocimiento. "No se sabe con qué le golpeó el sujeto (Roberto Alonso de la Varga,), porque fue un golpe tan fuerte que los médicos me dijeron que no saben si fue un golpe fortísimo, como con un coche, o incluso una rotación cervical. Vaya, que puede ser que lo cogieran de la cabeza y se la giraran para matarlo", puntualizó Ibarra en declaraciones a Europa Press.

Unos vecinos llamaron a la policía y al Samur, que se llevó a Miwa al Hospital Príncipe de Asturias, donde tuvieron que intervenirlo quirúrgicamente. Cayó en un coma que duró 17 días y, cuando despertó, descubrió que le habían partido las vértebras 4, 5 y 6, lo que le seccionó la médula completamente, "dejándolo tetrapléjico al instante", subrayó el presidente de Movimiento Contra la Intolerancia. Después, Miwa fue trasladado al Hospital Nacional de Parapléjicos en Toledo y, meses más tarde, al Centro de Lesionados Medulares de Vallecas, donde está en estos momentos ingresado.

Mientras tanto, la policía tomó declaración a Roberto, pero no lo detuvo. "Él siguió con su agresividad xenófoba y se fue al Ayuntamiento, a un acto del alcalde, Bartolomé González, y lo insultó y le dijo que él era el responsable de que Alcalá estuviera lleno de negros e inmigrantes", recordó Ibarra, explicando que "los escoltas tuvieron que volver a reducirlo y se lo entregaron a la Policía Nacional, que le tomó declaración y lo puso en libertad. Todo el mismo día que había agredido a Miwa".

EL ATESTADO NO LLEGÓ AL FISCAL

Es entonces cuando la Comisaría de Policía tuvo conocimiento de que Miwa estaba siendo intervenido quirúrgicamente, que lo trasladaban a la UCI y que estaba en coma. Entonces volvieron a convocar a Roberto y lo detuvieron.

La Policía pasó la declaración y el atestado policial al juez, que le tomó declaración también, lo valoró y lo dejó en libertad condicional, simplemente con cargos de lesiones y con la obligación de ir a firmar cada 15 días. "Y así está este sujeto hasta el día de hoy", aseguró Ibarra, reprochando a la Justicia su lentitud y pidiendo "prisión incondicional".

Según Ibarra, el fiscal de Madrid, Manuel Moix, sólo tuvo conocimiento del caso de Miwa siete meses y medio después de que ocurriera porque el juzgado encargado del caso no le avisó de la situación.

Así, Moix no supo del asunto hasta que Movimiento Contra la Intolerancia no envió una carta al fiscal, protestando por el trato que se le estaba dando a la familia y denunciando que el agresor estaba en la calle y sólo tenía que ir a firmar dos veces al mes a pesar de "haber intentado cometer un asesinato racista", según el presidente de la asociación, Esteban Ibarra. "Ni siquiera le habían tomado declaración a Miwa hasta ese momento", aclaró Ibarra.

"Miwa estuvo 17 días en coma, está parapléjico, fue a Toledo, volvió a Madrid y en todo este proceso el fiscal ni siquiera recibió la información sobre el caso, sólo se enteró siete meses después cuando nosotros pedimos una comparecencia y protestamos con una carta al fiscal jefe por los hechos, y el propio juzgado todavía no había tomado, 7 meses y medio después, declaración a Miwa"

En teoría, el juzgado debería haber abierto una investigación de oficio automáticamente después de los hechos, por la naturaleza del ataque, el Movimiento Contra la Intolerancia califica de "tentativo de asesinato racista", pero el juzgado sólo tomó declaración al supuesto agresor y no avisó ni al fiscal, según la información aportada por Ibarra, que ha presentado a su agrupación como acusación popular en el caso.

CABECILLA DE SU GRUPO

Ibarra definió a Roberto Alonso, vecino de Alcalá de 30 años, como "un tío fuerte, muy fornido y cabecilla de su grupo". "Es un tío muy conocido en la localidad, y tiene antecedentes: dos de atentado contra la autoridad, el último en 2006, y otro de robo con fuerza", aseguró el presidente de Movimiento Contra la Intolerancia.

Aunque no hay constancia de que pertenezca a ninguna banda ultra o nazi, "ni tampoco parece que las investigaciones policiales vayan en esa dirección", Ibarra aseguró a Europa Press que "no hay duda del carácter racista del ataque, ya que el atestado policial recoge todas las cosas que le increpó a Miwa el día del ataque, e incluso cuando lo detuvieron siguió profiriendo esos insultos racistas y xenófobos".

De hecho, para Miwa y su familia no hay duda de que el color de su piel ha sido una pieza fundamental en toda esta situación. "Me siento inútil, ahora ¿cómo voy a ayudar a mis hijos, a mi familia?. No tengo brazos, no tengo piernas, no tengo nada. Me ha dejado inútil por ser negro, por el color de mi piel", se lamentó Miwa durante la rueda de prensa.

Por su parte, Mirelle Hynwille, de 31 años y que trabaja en un almacén de alimentación, también se mostró visiblemente apesadumbrada y superada por la situación. Llorando, comentó que su marido "está muerto en vida". "Tengo 31 años y nos han arruinado la vida a mi marido, a mí, a mis hijos".

Además, Mirelle señaló especialmente el maltrato sufrido por parte de la Justicia. "Si hubiera sido al revés, ¿se habría obrado como se ha obrado con nosotros? Si hubiera sido mi marido quien hubiera hecho esto a un blanco, ¿la Justicia habría reaccionado de la misma forma?", se preguntó.

"Lo peor ha sido esta segunda victimización -opinó Ibarra-, ya que Miwa y su familia no sólo han sido víctimas de una agresión, sino también de una actuación de olvido y abandono. Y esto realmente es muy reprochable".

El pasado miércoles, el consejero de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández-Lasquetty, se reunió con Ibarra, Mirelle y el alcalde de Alcalá para intentar buscar posibles soluciones a los problemas de la familia de Miwa. En principio, los hijos de la pareja, de 10 y 12 años respectivamente, deberían poder viajar a España dentro de poco, gracias a la celeridad con que se han tramitado los papeles de reagrupación familiar con la colaboración de la Delegación de Gobierno en Madrid y a Air France, que traerá a los menores gratis desde Congo.

Además, se intentará realizar un canje con la casa que Miwa posee en Alcalá, ya que es un cuarto sin ascensor y ahora buscan una vivienda adaptada a su situación. Por último, el consejero estudiará las posibilidades de Mirelle para encontrar un nuevo trabajo "más cerca de donde está ingresado Miwa", concluyó Ibarra.