Actualizado 21/05/2007 20:09

Una familia de Salvaterra (Pontevedra) se niega a dejar su casa hasta que le paguen un precio justo por la expropiación

SALVATERRA DE MIÑO (PONTEVEDRA), 21 May. (EUROPA PRESS) -

Una familia de Salvaterra de Miño (Pontevedra) se niega a abandonar su casa hasta que le paguen el precio "justo" por la expropiación de sus terrenos en los que ubicará parte del conocido como Puerto Seco, que ocupará más de cuatro millones de metros cuadrados.

Así, Mercedes Porto y José Manuel Lago dejaron claro que resistirán "hasta el último momento" y que "si las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado" tienen que ser los que les echen de su propia vivienda "tendrá que ser así", porque la decisión de "no abandonar está tomada".

Este matrimonio, que vive con su hija de dos años en el ayuntamiento pontevedrés de Salvaterra de Miño, en la casa que Mercedes heredó de sus padres, "donde murieron" y donde ella nació, reconoce estar viviendo los "peores momentos" desde que en el año 2004 comenzó el proceso de expropiación para construir una plataforma logística industrial de apoyo al Puerto de Vigo que contará con una extensión de cuatro millones de metros cuadrados.

"Estamos preocupados porque acabamos de recibir la orden de desalojo forzoso judicial y esta situación no se ha arreglado satisfactoriamente", dijo a Europa Press Televisión Mercedes Porto, quien se mostró especialmente crítica con la Administración, en concreto con el Instituto Galego de Vivenda e Solo de la Xunta porque "nunca se ha dignado a hablar" con ellos.

VALORACIÓN BAJA.

La casa tiene 242 metros cuadrados y la finca en la que se encuentra suma 1.600, que el Instituto Galego de Vivenda e Solo ha tasado en un valor de 15,13 euros el metro cuadrado, lo que para ellos es una cantidad "ridícula", teniendo en cuenta que el metro cuadrado se está vendiendo en la zona de Salvaterra muy por encima de ese valor, que llega incluso a triplicar.

Mercedes Porto calificó de "patético" que le valoren a ese precio "un terreno edificable al lado de una vía de comunicación, situada a tres kilómetros de Salvaterra", un pueblo que, desde que comenzaron las obras del puerto seco ha visto como se revalorizaba su suelo hasta valores muy por encima del que la administración ha tasado su vivienda.

"A mí con 15 euros que me dan no me llega para nada; esto lo van a vender a un precio desorbitado, es así; la especulación está ahí", dijo Mercedes refiriéndose al precio que se comenta en la zona que van a tener que pagar las empresas que se quieran instalar en el Puerto Seco.

"Eso es otro asunto y yo no tengo que entrar ahí; yo sólo quiero lo mío: un terreno edificable con las mismas características y una casa para vivir, nada más", afirmó.

Una situación que está acabando con la paciencia de esta mujer que reconoció estar dispuesta "a llegar hasta el final" en su reivindicación. "O me pagan lo que me pertenece o me sacan por los pelos; es una decisión que ya está tomada", advirtió.

"SENTIDO COMÚN".

En el mismo sentido se manifestó su marido, José Manuel Lago, quien pidió "sentido común" a la Administración y que "se reconduzca la situación". De este modo, criticó que la Xunta nunca quisiera sentarse con ellos a hablar e "intentar buscar" una solución a la situación creada.

José Manuel recordó que se trata de una propiedad familiar que su mujer heredó de sus padres, "quienes con mucho esfuerzo consiguieron levantar esto", por lo que pidió que se estableciera un precio justo. "No pretendemos especular, simplemente que se nos asigne una valoración lo más justa posible", sostuvo.

Pidieron, asimismo, que la administración "escuche" y que "juntos" lleguen a una solución. Aunque también advirtió que "si la Administración se cierra" a ellos les estarían obligando a estar ahí "hasta el final".

A LA FUERZA.

"Si nos tienen que venir a echar con las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, tendrá que ser así, y resistiremos hasta el último momento", afirmó José Manuel, quien se mostró "sereno" y "contundente" en su decisión.

"Lo digo con toda la serenidad: mi familia de aquí no se mueve si la Administración no quiere resolver las cosas de manera civilizada", concluyó.

En la fachada de la casa de Mercedes y José Manuel se pueden ver varias pancartas reivindicativas y un muñeco de paja a modo de caricatura. Una casa de la que este joven matrimonio de Salvaterra no está dispuesto a irse por una razón "de justicia" mientras los responsables de la expropiación no lleguen a un acuerdo con ellos que les permita poder seguir viviendo como lo han hecho hasta ahora.