El Gobierno kirguís niega que se cometieran "ataques generalizados o sistemáticos" contra un grupo étnico concreto
BISHKEK, 3 May. (Reuters/EP) -
Las fuerzas de seguridad de Kirguistán podrían haber sido cómplices de los enfrentamientos que se produjeron en 2010 en este país entre ciudadanos de origen kirguís y personas de origen uzbeko que se saldaron con 470 víctimas mortales, según ha afirmado este martes una comisión independiente que ha investigado los hechos.
La Comisión de Investigación de Kirguistán, presidida por el ex diputado finlandés Kimmo Kiljunen, ha determinado que algunos ataques cometidos en junio contra barrios habitados por personas de etnia uzbeka en la ciudad de Osh supondrían "crímenes contra la Humanidad", si es que un tribunal confirma que se llevaron a cabo.
El Gobierno kirguís ha negado que sus fuerzas de seguridad fuesen cómplices de los actos de violencia y ha asegurado que el informe es tendencioso y que no hay pruebas suficientes que demuestren que se cometieron crímenes contra la Humanidad. La comisión, formada por siete miembros, no cree que se cometiesen crímenes de guerra o un genocidio.
Aquellos enfrentamientos entre personas de etnia kirguís y personas de origen uzbeko en el sur de Kirguistán son los incidentes violentos más graves ocurridos en Asia Central en los últimos años.
La Comisión de Investigación de Kirguistán, creada por iniciativa de los países nórdicos y aceptada por la presidenta kirguís, Rosa Otunbayeva, había recibido del Gobierno de ese país el mandato de investigar lo ocurrido.
El informe destaca que "si el Ejército hubiese recibido las órdenes correctas y se hubiese desplegado adecuadamente, se podría haber evitado o detenido la violencia". "El hecho de que las fuerzas de seguridad no fuesen capaces de proteger su equipamiento frente a los ataques hace sospechar que hubo una complicidad", añade.
LA MAYORÍA DE LOS MUERTOS, DE ORIGEN UZBEKO
Según este estudio, casi el 75 por ciento de las personas que murieron en los enfrentamientos eran de etnia uzbeka, y durante ese periodo se destruyó "una cantidad desproporcionadamente alta" de propiedades de uzbekos.
En cambio, los datos del Ministerio de Sanidad kirguís citados en el informe muestran que la mayoría de los 1.900 heridos atendidos en hospitales eran de etnia kirguís. Los enfrentamientos obligaron a más de 400.000 personas a abandonar sus hogares.
La violencia estalló dos meses después de que una revuelta popular provocara el derrocamiento del presidente Kurmanbek Bakiyev, que creó un "vacío de poder", según la comisión, que considera que las rivalidades políticas y la fragilidad de las instituciones del Estado contribuyeron a generar un "nacionalismo étnico".
"El fanatismo político usó incorrectamente la identidad étnica y eso tuvo consecuencias trágicas", ha explicado Kiljunen, representante especial de la Asamblea Parlamentaria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para Asia Central.
El informe dice que la presencia de vehículos blindados "conducidos de forma experta" demuestra la implicación del Ejército en los ataques. "Esa disciplina y ese orden no son acordes con las acciones normales que lleva a cabo una multitud de civiles que causan disturbios de forma espontánea", detalla.
EL GOBIERNO EXPRESA SU DESACUERDO
En su respuesta, el Gobierno kirguís ha afirmado que el informe "tiende claramente" a señalar que "los crímenes fueron cometidos por un único grupo étnico". Aunque ha admitido que los hechos que se produjeron tenían "algunos atributos" de crímenes contra la Humanidad, no se cometieron "ataques generalizados o sistemáticos" contra un grupo étnico concreto.
"Ambas partes estaban armadas y cometieron actos de violencia una contra otra, y en ambas hubo víctimas", ha asegurado el Ejecutivo, que culpa en parte de los enfrentamientos a los partidarios de Bakiyev y a grupos criminales que competían por el control de las rutas que se usan para el tráfico de drogas.
"El Gobierno provisional que asumió la responsabilidad del país en ese periodo tan dramático e inestable tuvo que enfrentarse a la resistencia del régimen anterior", ha agregado.
Kirguistán, una antigua república soviética que cuenta con 5,4 millones de habitantes, se encuentra en una importante ruta que utilizan las redes del narcotráfico y que comienza en Afganistán.