HARARE 9 Feb. (EUROPA PRESS) -
Las muertes por cólera en Zimbabue ya ascienden a 3.397, mientras que la cifra de enfermos llega a los 69.317 desde que comenzara el brote el pasado mes de agosto, según una actualización publicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y por la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
Estas agencias de la ONU aseguran que el 90,3 por ciento de los distritos del país ya están afectados, lo que supone 56 de los 62 estados de Zimbabue. La epidemia se añade a la actual crisis humanitaria en el país, donde más de la mitad de su población necesita ayuda alimentaria.
La enfermedad, que se propaga por el agua, causa diarrea aguda y deshidratación, afecta ya a las diez provincias del país debido al colapso de los sistemas y servicios sanitarios. En este sentido, el ministro de Sanidad de Zimbabue, David Parirenyatwa, declaró ayer a la agencia de noticias zimbabuense ZimOnline que el Gobierno de unidad llamará a los médicos de la práctica privada para que ejerzan en hospitales gubernamentales, y así revivar el sector sanitario público.
El presidente del país, Robert Mugabe, y los líderes de la oposición Morgan Tsvangirai y Arthur Mutambara formarán esta semana un gobierno de unidad para intentar frenar la crisis económica y humanitaria sin precedentes que se da en el país. "Cuando el sector sanitario se reanude, vamos a llamar a todos los médicos veteranos y a todos aquellos que trabajan en la práctica privada para que sirvan en nuestras instituciones sanitarias públicas en un período de tres a seis meses", señaló Parirenyatwa.
El sector sanitario del país, antaño uno de los mejores del continente, se ha colapsado debido a los años de falta de fondos y negligencia mientras miles de médicos, enfermeras y otros profesionales se han marchado al exterior, donde los salarios y las condiciones de trabajo son mejores.
Los que se han quedado en el país no han trabajado en los hospitales, sino que protestan en las calles reivindicando que les paguen sus salarios. También han permanecido en sus casas, ya que no se pueden permitir los el viaje en autobús por la falta de sueldo.
El colapso del sistema de salud pública ha contribuido al empeoramiento del brote de cólera, ya que muchas personas no pueden conseguir ningún otro tipo de tratamiento ya que no hay medicamentos en los hospitales estatales o porque no hay enfermeras ni médicos.
En un intento de retener a los médicos, el Ministerio de Sanidad ha permitido a los donantes internacionales que paguen sus subvenciones a los trabajadores sanitarios en divisa extranjera para intentar atraerlos de vuelta a los hospitales públicos.