Personalidades políticas apuestan por una regulación mundial de las migraciones y por la "ciudadanía intercultural"

Felipe González califica de "aterradora" la "oleada de respuestas simples" para afrontar este fenómeno.

Europa Press Sociedad
Actualizado: viernes, 15 junio 2007 17:35

MADRID, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -

Los flujos migratorios requieren de una regulación a nivel europeo y mundial y ponen de manifiesto la necesidad de empezar a construir el concepto de ciudadanía "intercultural" basada en el territorio en el que se vive y se convive, según se puso de manifiesto hoy en Madrid el encuentro Migraciones y Culturas, organizado por la Fundación ATMAN.

Entre las personalidades asistentes se encontraban el ex presidente Felipe González, el ex primer ministro francés Dominique de Villepin, el director general de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), Brunson McKinley o el relator de Naciones Unidas para los migrantes, Jorge Bustamante.

Durante su intervención, González alertó de la "oleada de respuestas simples" que están surgiendo para afrontar el fenómeno de la inmigración, que le resultan "aterradoras". En su opinión, estas propuestas ya no son proclamadas sólo por una derecha "excluyente" sino que están contaminando al resto de la sociedad. "Estamos ante una oleada de respuestas simples y simplistas que están movilizando una enorme cantidad de votos y alterando las relaciones de fuerza", advirtió.

Asimismo, afirmó que la ciudadanía contemporánea debería ser más 'ius soli', es decir, en función del territorio en el que se habita, se pagan los impuestos y se convive con los demás. De la misma opinión fue el filósofo italiano Giovani Sartori, que defendió una ciudadanía intercultural que derive en un modelo de integración, frente a los asimilacionistas o segregacionistas. "La cuestión es a quién aplicamos esta ciudadanía intercultural", dijo.

El ex primer ministro francés Dominique de Villepin también apostó por una regulación mundial de los flujos migratorios lo que, en su opinión, requiere un gran esfuerzo económico. "Hemos de hacer con las migraciones lo mismo que hicimos con la agricultura cuando entramos en el mercado común", explicó.

MERCADO GLOBAL DE RECURSOS HUMANOS.

Por su parte, el director general de la Organización Internacional de Migraciones (OIM), Brunson McKinley, defendió el trabajo como principal motivación de los movimientos de población. "Si conseguimos diseñar un sistema internacional para gestionar un mercado global de recursos humanos, habremos resuelto uno de los grandes retos de la sociedad civil del siglo XXI", recalcó.

Mientras, el relator de la ONU para los Migrantes, Jorge Bustamante, se preguntó por qué ningún país de acogida ha ratificado la Convención de la ONU para la protección de las personas migrantes y sus familias.

Por su parte, el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Bernardino León, admitió que las sociedades europeas están "llenas" de inmigrantes que no existen en el sistema jurídico. "Esa es una condición previa a resolver antes de acometer el proyecto de integración. Estamos hablando de millones de personas en Europa", recalcó.

En materia de inmigración la ex presidenta del Parlamento alemán Rita Süssmuth, admitió que hasta la actualidad su país no había intentando llevar a cabo una auténtica política de integración de los inmigrantes y que es necesario superar el concepto de homogeneidad, en relación con la construcción de una ciudadanía intercultural.

PAÍSES DE ORIGEN Y TRÁNSITO.

Por otro lado, representantes político de países emisores o de tránsito de inmigración pusieron sobre la mesa su propio punto de vista. Así, el ex presidente de la Junta Militar de Mauritania, puso de manifiesto la problemática de los países de tránsito que no son emisores de inmigración y advirtió de que estos países no se benefician ni de las remesas de las que disfrutan los países de origen de los inmigrantes ni de los trabajadores que llegan a los países de acogida.

Desde Marruecos, el consejero del Rey Mohamed VI, André Azoulay, destacó el entendimiento entre España y Marruecos para encauzar los flujos migratorios entre ambos países. Algo que no han conseguido México y Estados Unidos, según explicó el secretario general del Centro de Investigación y Seguridad Nacional de México, Gustavo Mohar, que criticó que los estadounidenses ignoren el mercado laboral trasnacional sin el que su economía no podría subsistir.

Finalmente, el ex primer ministro de Rumania, Peter Roman, se mostró especialmente pesimista respecto a la emigración en su país. Roman señaló que dos millones de rumanos son migrantes, de los que una inmensa mayoría viven en España e Italia. Sin embargo, apuntó que el crecimiento económico del país pone al descubierto el déficit de trabajadores y la descapitalización demográfica de una generación de trabajadores jóvenes.

Contenido patrocinado