Tres años de cárcel por maltratar brutalmente a su esposa, menor de edad y con la que se casó por el rito gitano

El acusado golpeaba casi diariamente a la víctima con palos y botellas de cristal y le apagaba cigarrillos en la mejilla

Europa Press Sociedad
Actualizado: viernes, 6 julio 2007 17:44

BARCELONA, 6 Jul. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia de Barcelona ha impuesto tres años de cárcel a un hombre por maltratar brutalmente a su esposa durante, al menos, medio año entre 2005 y 2006. La víctima, que en aquel momento tenía 15 años, recibía casi a diario golpes con palos y botellas de cristal y su marido, con el que había contraído matrimonio por el rito gitano, le apagaba cigarrillos en la mejilla.

La Sección Vigésima de la Audiencia de Barcelona condena a Juan J.P., de 24 años, a la pena de tres años de prisión por un delito de malos tratos habituales en el ámbito familiar y le obliga también a indemnizar con 10.000 euros a la víctima, Julia C.F, actualmente de 17 años, por los daños físicos y morales producidos.

La sentencia prohíbe también al acusado tener armas durante cinco años, así como comunicarse o acercarse a menos de 1.000 metros de la víctima durante los cinco años siguientes al cumplimiento de la condena. Sin embargo, desestima que esta prohibición se amplíe a los familiares de la víctima, tal y como pidió la Fiscalía.

RECONOCIÓ QUE "SE LE FUE LA MANO".

Los maltratos se iniciaron en julio de 2005, cuando la pareja se casó y residía en Mollet del Vallès (Barcelona). En un principio, Juan J.P. insultaba y golpeaba a su esposa "con las manos y los puños", pero a partir de noviembre de 2005 y hasta enero de 2006, cuando se trasladaron a distintos domicilios de Valladolid y Galicia, las palizas aumentaron.

Las agresiones, según la sentencia, llegaron a ser "prácticamente diarias" y el acusado empezó a agredir a Julia C.F. "con palos, botellas de cristal o apagando cigarrillos en su mejilla".

Durante el juicio, la víctima afirmó que "no sabía porque le pegaba" y el acusado reconoció que "en alguna ocasión se le fue la mano". Por su parte, la madre de la víctima declaró que no llevó a su hija al médico "porque entre los gitanos se hace así para que el matrimonio no se separe".

La pareja cambió varias veces de domicilio y, mientras residían en Valladolid y Galicia, el padre del acusado, según dijo durante la vista oral, "intentó" evitar que su hijo pegase a su nuera e, incluso en una ocasión, se encargó de cuidar a la víctima. El testigo, sin embargo, aseguró que nunca fue testigo directo de las agresiones.

A consecuencia de los malos tratos, Julia C.F. padece estrés postraumático y, pese a que la psicóloga que la exploró afirmó en el juicio que obtuvo puntuaciones elevadas en las escalas de abusos en la infancia y que vivió situaciones violentas cuando era pequeña, la Sala considera que la ansiedad y el estrés "es más consecuencia de la violencia doméstica de la que ha sido objeto".

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