MADRID, 19 Mar. (EUROPA PRESS) -
Varios organismos humanitarios, entre los que se encuentran la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), intentarán por primera vez reubicar a una comunidad musulmana dentro de las fronteras de República Centroafricana (RCA), en lugar de ayudarlos a huir del país, según ha informado la agencia de noticias de la ONU IRIN.
Estas agencias han estado ayudando a la comunidad musulmana durante meses a abandonar RCA para escapar de la violencia. No obstante, ahora están organizando una reubicación interna de un grupo de cerca de mil musulmanes atrapados dentro de una escuela en Bosangoa, donde corren serio riesgo de ser atacados por las milicias cristianas 'antibalaka', y trasladarlos a la localidad de Paoua, a 70 kilómetros de la frontera con Chad.
El coordinador humanitario de la ONU para RCA, Abdou Dieng, tras su visita al país africano el pasado sábado, ha asegurado que "estas personas sólo tienen dos opciones: quedarse donde están y ser víctimas de una masacre o ser trasladadas".
"Nos han expresado su deseo de salir de Bosangoa y cuando les preguntamos a dónde querían ser trasladados, nos indicaron que a la prefectura de Paoua", ha afirmado Dieng.
El coordinador de la ONU para RCA ha explicado que las autoridades de la localidad han aceptado poder albergar a esta comunidad y les han indicado "un lugar donde pueden ir". "Estamos en fase de planificación y esperamos que dentro de los próximos días o las próximas semanas podamos ayudarles a salir de Bosangoa", ha añadido.
Al contrario que muchas otras ciudades del oeste del país, Paoua ha evitado la violencia interreligiosa que azota el país y no ha experimentado ningún tipo de enfrentamiento entre los antiguos rebeldes musulmanes de Séléka y las milicias cristianas durante los últimos meses.
Aun así, y ante los enfrentamientos de las regiones colindantes, cerca de un millar de musulmanes residentes en Paoua han huido hacia Chad o Camerún. Según los residentes de la localidad, "la situación de seguridad es buena". "Los musulmanes de Bosangoa serán bienvenidos", ha explicado un comerciante musulmán de Paoua.
Las escuelas siguen funcionando en esta zona del país, los mercados locales parece que no sufren de carencias de productos alimentarios y los residentes siguen manteniendo a su ganado, a diferencia de lo que ocurre en otras zonas, según datos de la ONU.
Dieng ha explicado a IRIN que hay mucho trabajo por hacer para ayudar a este grupo de musulmanes a reubicarse en esta zona. "Tenemos que trabajar áreas como el acceso a agua potable y a educación y hay que dar oportunidades a estas personas de tener trabajos o granjas", ha asegurado el coordinador de la ONU. "Pero creemos que hemos encontrado una solución para salvar a este grupo", ha añadido.
¿POR QUÉ HAY PAZ EN PAOUA?
La razón por la que Paoua ha evitado brotes de violencia como los que azotan el resto del oeste del país africano es, según fuentes locales, que la localidad tiene "su propio grupo rebelde".
Revolución y Justicia (RJ) es un grupo que consta de dos centenares de combatientes que habían estado entre las filas del grupo rebelde centroafricano Ejército Popular para la Restauración de la Democracia (APRD), formado en 2003, cuando las fuerzas leales al expresidente François Bozizé atacaron la región.
En este sentido, la presidenta del Comité de Mediación y Paz local, Céline Nadikouma, ha atribuido la estabilidad de Paoua a dos fuerzas: la misión de la Unión Africana (MISCA), con cerca de 150 soldados desplegados en la localidad, y al grupo RJ, al que ha definido como un "contrapeso a Séléka".
"Por eso es por lo que Séléka ha intentado imponer disciplina a sus combatientes aquí y han controlado sus abusos", ha explicado Nadikouma. "Porque hay otro grupo que se levanta frente a ellos", ha añadido.
La relativa contención de los rebeldes de Séléka en esta región ha provocado que entre la población haya menos propensión a buscar venganza contra los musulmanes, ha explicado la agencia IRIN. Además, este grupo local es capaz de evitar todo intento de violencia por parte de las milicias cristianas.
"Es un grupo que se declara protector de los civiles y hasta ahora hemos escuchado muy pocas denuncias sobre abusos perpetrados por este grupo", ha explicado la responsable del programa de ACNUR en el país, Prisca Ngafougara, aunque sí se tiene conocimiento de alguna víctima civil.