MADRID, 9 Jun. (EUROPA PRESS) -
La provincia afgana de Badajshan, en el noreste del país, es el lugar donde más madres mueren por complicaciones relacionadas con el embarazo y el parto en todo el mundo, con unas cifras de mortalidad materna que se estiman en 6.000 por cada 100.000 nacimientos, según las agencias humanitarias, un problema que se atribuye a la falta de carreteras para poder desplazarse por la zona.
"La mortalidad materna es nuestro problema nacional. No sólo es un problema sanitario y no puede afrontarse sólo a través de la intervención sanitaria", afirmó la directora de salud reproductiva en el Ministerio de Sanidad, Saadia Fayeq Ayubi. "Necesitamos construir carreteras y eliminar el analfabetismo, la pobreza, la violencia de género así como impedir el matrimonio de menores", añadió.
Para atender a su población femenina, Badajshan cuenta con 106 matronas, diez obstetras y 73 centros sanitarios. Por comparación, en la provincia de Helmand (sur), para una población de 450.000 mujeres sólo hay 29 matronas, tres doctoras y 40 centros sanitarios.
Una de las razones para el elevado índice de mortalidad materna en Badajshan es la falta de carreteras y la dificultad del terreno. "Cuando cualquier persona que sufre complicaciones sanitarias ve restringido el acceso al cuidado sanitario debido a los obstáculos sanitarios, los riesgos de la mortalidad aumentan", afirmó el director general adjunto para acción sanitaria en crisis en la Organización Mundial de la Salud (OMS), Eric Laroche.
Al menos el 36 por ciento de la población afgana vive en la pobreza absoluta, la esperanza de vida de las mujeres no llega a los 44 años, seis de cada diez mujeres son analfabetas y la mortalidad materna es de 1.600 por cada 100.000 nacimientos. "El sector sanitario en general cada vez recibe menos fondos y, dentro de esto, las actividades para salud materna se financian incluso menos", añadió Laroche.
Los responsables del Ministerio de Sanidad señalan que el problema real no es la falta de fondos sino la ineficacia del gasto y la carencia de una capacidad institucional nacional. "Los donantes dan dinero a las ONG y a otras agencias, y el papel de este Ministerio es sólo simbólico", afirmó Ayubi, que añadió que su departamento no sabe cuánto se gastan los donantes en salud reproductiva.
"Nuestra capacidad es extremadamente baja, y no evaluamos los proyectos que implantan las agencias extranjeras", prosiguió. Por su parte, la OMS apuntó que está trabajando con el Ministerio de Sanidad y otros socios para formular una nueva estrategia de salud reproductiva para el país, que tendrá en cuenta las diversas necesidades de salud materna en el país centroasiático.