Actualizado 26/06/2009 16:59

El fundador de la ONG Anidan visita España para pedir ayuda que le permita seguir adelante con su proyecto en Kenia

MADRID, 26 Jun. (EUROPA PRESS) -

El fundador madrileño de la ONG Anidan, Rafael Selas, visita estos días España con la intención de conseguir ayuda para poder seguir adelante con su proyecto humanitario en África, pues la crisis y la recesión económica es "especialmente fuerte en Kenia", donde se desarrolla su labor de cooperación.

"En la Isla de Lamu (Kenia) hemos notado mucho la recesión económica, y hay una gran inflación, además de la crisis de alimentos. Aunque parezca mentira 20 euros al mes es una cantidad más que suficiente para alimentar a varios niños. El nivel de vida en Kenia es diez veces menor que el de España, por eso es preferible recibir aportaciones y ayudas económicas, antes que materiales", explica Selas.

Anidan tiene una casa de acogida para niños huérfanos, abandonados o hijos de mujeres repudiadas, en este momento atienden a 250 niños de los cuales pernoctan un centenar. Además, recientemente junto a la Fundación Pablo Horstmann fundó un hospital pediátrico donde se atiende y trata de forma gratuita a unos 100 niños diarios. El equipo está compuesto por 70 personas, casi todos locales, a los que se les ofrece formación y una paga mensual diez veces mayor que la media de los sueldos de las zonas rurales de Kenia.

La ONG cuentan con 700 socios, además de aportaciones puntuales y su objetivo es llegar al millar. "Por tres euros se puede salvar a un niño de la malaria y un kilo de arroz puede costar 25 céntimos. Son cifras que aquí se desconocen y que pueden dar una idea de lo que allí podemos hacer con 20 euros al mes, que es la aportación de un socio".

Selas eligió Kenia, porque allí más de un 10 por ciento de la población es huérfana o esta en situación de exclusión, esto supone aproximadamente 4 millones de niños, de los cuales, casi dos millones y medio son huérfanos del SIDA y el otro millón y medio está formado por niños abandonados o que se han escapado de unas condiciones de vida en las que existían los abusos sexuales o la violencia.