MADRID, 28 Mar. (EUROPA PRESS) -
Miles de residentes musulmanes de la capital de República Centroafricana, Bangui, son objeto de una campaña de persecución y violencia sistemáticas por parte de integrantes de las milicias cristianas, los 'anti-balaka', y de sus presuntos aliados entre las filas del Ejército, según ha denunciado Human Rights Watch (HRW), que exige al Gobierno y a la comunidad internacional, particularmente a la Unión Europea, que protejan los últimos reductos musulmanes de la capital.
"Muchos de los residentes se sienten atrapados. No pueden quedarse pero tampoco pueden salir", ha declarado el director de HRW para Naciones Unidas, Philippe Bolopion. "Se arriesgan a acabar linchados o atacados en plena calle si son vistos fuera de su barrio o se marchan de Bangui", ha aseverado Bolopion en referencia a los ataques perpetrados por 'anti-balaka' y hombres con uniforme del Ejército centroafricano que desde el pasado 22 de marzo se han cobrado la vida de al menos ocho musulmanes.
La situación actual en el país está directamente relacionada con el golpe de estado que efectuó en marzo de 2013 la por entonces coalición rebelde Séléka, mayoritariamente musulmana, y el breve mandato de su líder, Michel Djotodia. Enfervorecidos por la violencia rebelde contra la comunidad cristiana, los 'anti-balaka' llevan meses respondiendo con la misma crueldad contra los musulmanes de la capital, concentrados principalmente en la barriada Kilómetro 5 y el campo de desplazados Kilómetro 12.
Los residentes de estos barrios han denunciado ante Human Rights Watch que los 'anti-balaka' han protagonizado redadas, linchamientos y causado graves daños a la propiedad. Además, bloquean regularmente las entradas al aeropuerto y atacan a las tropas francesas y africanas que intentan enfrentarse a ellos, como los cuatro pacificadores de la Unión Africana (UA) que resultaron heridos la semana pasada.
Como consecuencia, la población musulmana ha iniciado un éxodo generalizado de la capital. En el barrio de Kilómetro 5 vivían 124.000 musulmanes a principios de enero; hoy quedan menos de 10.000, según responsables humanitarios.
"Los 'anti-balaka' y sus aliados en el Ejército nacional están a punto de conseguir su objetivo, y el país está a punto de perder a su población musulmana", ha denunciado Bolopion. "La comunidad internacional y el nuevo Gobierno se han quedado de brazos cruzados mientras la minoría musulmana, de gran importancia para el tejido social del país, se ha visto obligada a marcharse", ha aseverado.
De momento, unos 3.000 musulmanes viven atrapados en un campo de desplazados al norte de Bangui a la espera de poder escapar a Chad a través de la frontera. En los últimos tres meses, un 75 por ciento de los residentes --unos 7.500-- ha conseguido huir al país vecino, tras separarse de sus familias y al término de un peligroso y caótico viaje. El pasado 7 de marzo, cinco niños de edades entre 3 y 6 años murieron aplastados por el equipaje durante el recorrido final de los camiones que hasta la semana pasada transportaron a los desplazados a Chad.
"Las fuerzas del nuevo Gobierno y las tropas internacionales deben incrementar la actividad de sus patrullas y llevar ante la justicia a todos aquellos que abusen contra los residentes. Además, la comunidad internacional, que no debería alentar al exilio a los musulmanes, debería proteger a ambos grupos: a los que quieren quedarse en el país, y a los que desean irse", ha concluido Bolopion.