Actualizado 16/03/2009 15:16

La hija de Josef Fritzl pasó sus primeros tres años de cautiverio sin agua caliente ni calefacción

La defensa pide al jurado que no se deje llevar por las emociones para que el 'monstruo de Amstetten' tenga un juicio justo


ST POELTEN (AUSTRIA), 16 Mar. (Reuters/EP) -

La hija de Josef Fritzl, Elisabeth, pasó los tres primeros años de cautiverio en el sótano de la casa familiar sin agua caliente, ducha o calefacción y al principio hacía tanto calor que las paredes se llenaban de condensación.

Así lo relató hoy la fiscal Christiane Burkheiser en el juicio contra Fritzl, de 73 años, por el encierro de Elisabeth durante 24 años, a la que violó en repetidas ocasiones y con la que tuvo siete hijos-nietos. En concreto, el conocido como el 'monstruo de Amstetten' se enfrenta a los cargos de asesinato, violación, privación de libertad, esclavización e incesto.

La fiscal también explicó que uno de los aspectos más "espantosos" del cautiverio de Elisabeth fue la "incertidumbre de no saber cuándo (Fritzl) bajaría y la violaría ante los ojos de sus hijos".

En el inicio del proceso judicial, que se prevé que dure cinco días, Fritzl se declaró culpable de incesto y "parcialmente" de violación, así como de privar de libertad a tres de sus hijos-nietos, que hasta el año pasado habían vivido con su madre sin ver la luz del día.

De lo que Fritzl se declaró no culpable fue de asesinato, cargo presentado por la Fiscalía cuando la Policía averiguó que uno de los hijos-nietos que tuvo con Elisabeth falleció a los pocos días de nacer. Según las autoridades, el bebé podría haberse salvado si hubiera recibido asistencia médica. Fritzl arrojó su cadáver a una caldera.

Fritzl, quien también se declaró no culpable de esclavización por considerarlo "inapropiado", llegó esta mañana al tribunal de la ciudad austríaca de St Poelten, cerca de Viena, con un traje gris y flanqueado por seis policías. En todo momento se tapaba la cara con una carpeta para esconder su rostro ante las cámaras de los cientos de periodistas acreditados que se agolpaban en la puerta del tribunal.

Después de que las cámaras salieran de la sala, ya que no está permitida su presencia durante el juicio, Fritzl se destapó la cara y, con la mirada fija y de espaldas al público, se dirigió al juez en un tono de voz muy bajo, en ocasiones hablando entre dientes, al responder a las preguntas sobre sus datos personales y su alegato.

LA DEFENSA PIDE UN JUICIO JUSTO

Por su parte, el abogado defensor, Rudolf Mayer, criticó la imagen de "monstruo" que han transmitido los medios de comunicación sobre Fritzl, por lo que pidió al jurado que dejen a un lado sus emociones para que su cliente pueda tener un juicio justo.

Además, alegó que Fritzl demostró que se preocupaba por el bienestar de todos sus hijos, ya que trasladó al hospital a uno de ellos, Kerstin, de 19 años, cuando enfermó el año pasado. Fue entonces cuando el caso salió a la luz, ya que los médicos alertaron a la Policía al descubrir que la joven sufría una enfermedad relacionada con el incesto.

Si es hallado culpable de asesinato, el jurado de ocho miembros del tribunal de St Poelten, cerca de Viena, podría condenarle a cadena perpetua o a entre a 10 y 15 años de prisión. El veredicto se espera para este viernes.