Publicado 27/06/2023 09:45

"Lo pequeño puede ser hermoso: El reto de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas". Por Giovanni Di Placido, de FMBBVA

Giovanni Di Placido , Director de Research y Estrategia de la Fundación Microfinanzas BBVA
Giovanni Di Placido , Director de Research y Estrategia de la Fundación Microfinanzas BBVA - FUNDACIÓN MICROFINANZAS BBVA

   Desde los inicios de la historia, el espíritu empresarial siempre ha estado presente. Si bien seguramente es anterior, las primeras referencias se remontan a hace casi 20.000 años, donde hay evidencias de las primeras relaciones comerciales entre "pequeñas empresas", donde se intercambiaban obsidiana, una especie de roca volcánica utilizada para construir herramientas de caza, por pieles y alimentos, esenciales para la vida.

   Este tipo temprano de emprendimiento continuó durante milenios y las micro y pequeñas empresas eran las principales protagonistas. Con el paso de los años, los emprendimientos cambiaron, pero las razones que impulsaban el espíritu empresarial siguieron siendo las mismas, constituyéndose en los motores que promovieron la innovación e invención de nuevas tecnologías para resolver problemas que nadie había resuelto antes y ayudar a mejorar los niveles de vida de la población.

   Hoy, miles de años después, a pesar de las transformaciones, avances e innovaciones de las empresas, todavía coexiste un gran entramado de micro, pequeñas y medianas empresas (MIPYMES) que constituyen la principal fuente de empleo e ingresos de una parte muy importante de las sociedades, sobre todo en los países menos desarrollados.

   Esto hace que su importancia se esté revaluando en los últimos años, reconociendo cada vez más el valor de las MPYMES en la creación de empleo y el desarrollo económico, no sólo en las economías emergentes sino también en los países desarrollados.

   Según datos de las Naciones Unidas, las MIPYMES representan el 90% de las empresas en todo el mundo, entre el 60% y el 70% del empleo y el 50% del PIB a nivel mundial. Por este motivo, reconociendo la necesidad de centrar la atención en la importancia de estas en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, en particular en la promoción de la innovación, la creatividad y el trabajo decente, se ha designado el día 27 de junio como el Día de las MIPYMES por parte de Naciones Unidas.

   Esta fecha cobra especial relevancia en las economías de los países de bajos y medianos ingresos, donde la participación de estas empresas es mayor, y también incorporan una gran heterogeneidad dentro de su entramado empresarial y una importante brecha de productividad entre un pequeño número de grandes y medianas empresas altamente productivas y una gran mayoría de micro y pequeñas empresas en sectores mucho más

   rezagados. La mayoría de estas son unipersonales e incorporan algunos miembros de la familia como empleados y en otras, además, a un pequeño número de trabajadores. Estas empresas suelen estar en el sector informal de la economía con bajos ingresos, en muchos casos emulan una especie de "salario". Todo ello determina las características en gran medida de los sectores empresariales de estos países que tienen implicaciones en la competitividad, así como en los procesos de inclusión social y económica. Este es un tema central si tomamos en cuenta que para los próximos diez años se requieren crear aproximadamente 650 millones de empleos para absorber el crecimiento de la fuerza laboral mundial, y en estos países, las MIPYMES son las que aportarán la mayoría de los empleos.

   La celebración de este día nos llama a la reflexión para entender por qué estas empresas se estancan o salen del mercado mientras que otras innovan y crecen con éxito. Cada año muchos nuevos negocios comienzan a operar, la mayoría MIPYMES, pero solo dos tercios de

   ellos sobreviven a los tres años y solo la mitad permanecen después de cinco. El tema es complejo, ya que existen muchos factores internos y externos que hacen complicada la explicación completa del fenómeno, pero para la mayoría de esas empresas la responsable de su desaparición es simplemente la falta de financiación.

   Desde nuestra experiencia de atender a más de 6 millones de pequeños emprendedores en estos últimos 15 años, a través de las cinco entidades que forman parte del grupo de la Fundación Microfinanzas BBVA en cinco países de América Latina, podemos afirmar que el acceso a la financiación es uno de los más importantes. La restricción financiera es más severa en los países menos desarrollados.

   La Corporación Financiera Internacional del Banco Mundial (IFC) calcula que un 40% de las MIPYMES formales, es decir 65 millones de empresas, no logran cubrir sus necesidades financieras de 5,2 billones de dólares cada año, lo que es equivalente a 1,4 veces el nivel actual

   de crédito a MIPYMES a escala mundial. Además, alrededor de la mitad de las MIPYMES formales no tienen acceso a crédito formal, y la brecha de financiamiento es aún mayor si se tiene en cuenta a las empresas informales.

   La evidencia que hemos construido en estos últimos 15 años nos indica que, en la medida que tienen acceso a financiación, van evolucionando de empresas unipersonales a negocios algo más complejos con mayores recursos humanos, impulsando por ende mayores tasas de

   crecimiento del empleo tanto propio como de sus cadenas de suministro. Les permite, además, incrementar el rendimiento de sus emprendimientos o iniciar nuevos con mayor productividad realizando mayores inversiones.

   Está claro que el acceso a la financiación per se no es suficiente. Si bien algunos emprendedores pueden tener experiencia previa en la gestión de un negocio o tener una sólida educación financiera, la mayoría no la tienen. Acompañar el acceso financiero con la construcción de estas habilidades de gestión y financieras son esenciales para incrementar su probabilidad de éxito en las tareas que enfrentarán y en el mejor desempeño del sector.

   Es por ello, que en la medida que mejora la articulación de políticas que permitan incrementar la eficacia y eficiencia de las instituciones de apoyo para aumentar la productividad y la competitividad de las MIPYMES, esto permitirá diseñar un entorno que contribuya a consolidar y dinamizar estas empresas.

   Según estimaciones de Naciones Unidas, aumentar las inversiones anuales en pequeñas y medianas empresas en 1 billón de dólares generaría grandes dividendos en términos de cerrar las brechas y avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible en los próximos

   años.

   Las MIPYMES tienen un enorme potencial para contribuir al crecimiento inclusivo y combatir las desigualdades. Honremos este día 27, impulsando aún más las condiciones que permiten que estas empresas, enraizadas en el núcleo de los sectores más vulnerables, puedan cumplir

   con ese rol. Nosotros estaremos allí, apoyándolas y acompañándolas en todo el camino.

   Giovanni Di Placido es el director de Research y Estrategia de la Fundación Microfinanzas BBVA