BADAJOZ 17 Dic. (EUROPA PRESS) -
Más de 1.000 jóvenes ha acudido al Road Show de Badajoz, una representación teatral que IRSA España y Aesleme han desarrollado en el Teatro López de Ayala gracias al patrocinio de la DGT y de Liberty Seguros y la colaboración del consistorio de la capital pacense.
El objetivo del Road Show es evitar el elevado número de jóvenes que mueren o se lesionan de forma grave e irreversible en España, informan IRSA y Aesleme en nota de prensa.
Según datos de la DGT, la cifra de fallecidos en las carreteras de Extremadura, en 2009, ascendió a 95 personas en los 1.467 accidentes con víctimas, mientras que la cifra de heridos alcanzó los 2.079. DECLARACIONES DE ORGANIZADORES Y PATROCINADORES DEL ROAD SHOW
El presidente de IRSA España, Antonio Jesús Gómez Montejano, afirma que el Road Show está consiguiendo que miles de jóvenes en Europa, y "pronto" también en Latinoamérica, cambien de actitud frente a la Seguridad Vial.
A su vez, la directora de Aesleme, Mar Cogollos, considera que el Road Show es la acción "más novedosa e impactante" para mejorar la seguridad vial entre los jóvenes.
Según el director del Área Técnica del Grupo Liberty Seguros, José Antonio Galán, la principal línea de negocio de su entidad son los seguros de automóvil y por ello busca "concienciar a través de este tipo de iniciativas en la importancia de una conducción segura y responsable".
El Road Show, o Espectáculo Vial, se basa en una original representación multimedia sobre un escenario, en el que se combina una serie de testimonios con sonidos envolventes e imágenes impactantes.
Los testimonios son los de todos aquellos que, de un modo u otro, intervienen en un accidente de tráfico: desde miembros de los diferentes servicios de emergencia hasta las propias víctimas y sus familiares. Las intervenciones de todos ellos se van intercalando con videos en los que se muestran imágenes de accidentes simulados pero de un gran realismo que consigue impactar en el espectador.
Todo ello se ve complementado con una puesta en escena propicia para meter en ambiente al joven: a través de una iluminación especial y una música adecuada se recrea el entorno de una discoteca, para conseguir que antes del espectáculo el joven se encuentre "en su ambiente" y de esa manera se predisponga en mayor medida a aceptar cuanto va a ver y a escuchar.
A continuación sale a escena un joven actor que realiza unos comentarios despectivos hacia las medidas preventivas y minimiza el riesgo de sufrir un accidente pese a conducir deprisa o en estado de ebriedad.
Tras abandonar éste el escenario, se escucha el sonido de un impacto, después el de una llamada al teléfono de emergencias y unas comunicaciones de radio a través de una emisora policial, que convencen a la audiencia de lo equivocado que estaba el joven que acababa de salir.
Después se proyectan en pantalla unas fortísimas imágenes de accidentes simulados, de una elevada calidad técnica, que llegan a causar un gran impacto en el espectador, y un policía especializado en investigación de accidentes aparece en el escenario y cuenta sus experiencias acumuladas durante varios años de trabajo, tanto en la escena de los accidentes como al tener que notificar a los familiares de las víctimas la terrible noticia.
Al policía le seguirá un bombero, que describe como actúan los miembros de su colectivo cuando son avisados para acudir a un accidente de tráfico, en que generalmente se encuentran personas atrapadas por los hierros. Su labor es descrita con crudeza, pues así es la realidad. A éste le sucederá un médico del 112 que describe cual es su cometido cuando llegan al lugar del accidente: las primeras medidas que deben tomar y lo triste que resulta tener que atender a tanta gente joven y sana, por culpa la mayoría de las veces, de una imprudencia.
Después, un médico especializado en lesiones medulares, comenta cual es su papel, esta vez ya como facultativo que atiende al herido en el hospital, y habla de las secuelas más comunes que acarrean las lesiones sufridas en los accidentes de tráfico.
A continuación, acompañada de una melancólica música de piano, sale al escenario una madre, representante de una asociación de víctimas de accidentes que describe con crudeza el drama personal y familiar que sobreviene después del accidente.
Y, por último, un lesionado medular de Aesleme -víctima de un accidente de tráfico-, en su silla de ruedas, narra su propia historia y cuenta cómo ha cambiado su vida después del accidente. Su objetivo no es despertar lástima, sino evitar que nadie más tenga que sufrir una experiencia tan dura como la suya.