SANTIAGO DE COMPOSTELA, 21 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los pescadores gallegos cifran entre 500 y 5.000 euros al día las pérdidas económicas por embarcación motivadas por dos semanas en las que Galicia ha registrado sucesivos temporales, que afectaron con especial intensidad a la costa noroeste y provocaron que una buena parte de la flota pesquera no pudiese faenar.
Aunque las estimaciones difieren en función de las cofradías consultadas, debido a las diferentes capacidades y artes de pesca que se practican en cada zona, donde existe coincidencia es en lamentar la "intensidad" y la "duración" de los fenómenos meteorológicos adversos, que desde el pasado 9 de noviembre azotan el litoral.
Así, en declaraciones a Europa Press, el presidente de la Federación de Confrarías de Pescadores Galegos, Benito González Sineiro, reconoce que el mal tiempo "va a repercutir" a final de mes en las cuentas de los marineros, aunque, a su juicio, "las pérdidas son muy difíciles de cuantificar". Pero "es algo a lo que estamos acostumbrado", apunta.
Quien sí se atreve a dar cifras es el vicepresidente segundo de la federación gallega, Basilio Otero, patrón mayor de la cofradía de la localidad lucense de Burela: desde los 1.000 euros para la flota de bajura, con barcos de 6 ó 7 metros de eslora; hasta los más de 5.000 para una embarcación de altura, de aproximadamente unos 14 metros.
"No salimos de una y nos metemos en otra", resalta el responsable del pósito para incidir en que los temporales "han venido muy seguidos" y se han prolongado durante "mucho tiempo".
EL MARISQUEO, MENOS AFECTADO
Más al este, en la frontera con Asturias, la dirigente de la cofradía de Ribadeo, Celia Pacio, celebra lo "abrigada" que se encuentra esta ría, gracias a lo cual el fuerte oleaje no afectó al marisqueo.
Sin embargo, la totalidad de los barcos, según Pacio, han estado amarrados "toda la semana pasada y algunos días de esta", lo que conlleva dejar de ganar 500 euros al día a los pescadores que se dedican a la captura de pulpo. En el caso del pescado, los datos "dependen" de las especies, añade.
"NADA DE OTRO MUNDO"
Por su parte, Genaro Amigo, presidente de la Federación Provincial de Confrarías de A Coruña --la otra gran afectada por el paso de la borrasca Becky--, opta por restar importancia a lo acontecido. "No fue nada de otro mundo, lo que hubo fueron daños materiales", señala.
De hecho, la Consellería do Mar valoró en 4,3 millones los destrozos en una veintena de puertos, ante lo que la Xunta ya inició las diligencias oportunas ante la compañía aseguradora de las infraestructuras portuarias para que se haga cargo de su pago.
Amigo, patrón mayor del puerto de Malpica, subraya que hay inviernos "más y menos crudos", que los pescadores están "acostumbrados" a tener que quedarse en tierra debido a las inclemencias del tiempo e, incluso, interpreta que esta circunstancia en ocasiones "vienen bien", ya que el mercado se encuentra "desabastecido" y, de este modo, existe mayor demanda de producto.
SECTOR MEJILLONERO
En lo que respecta al sector mejillonero, Julián García, uno de los portavoces de Pladimega --asociación que aglutina unas 2.500 de las más de 3.300 registradas en la comunidad--, eleva al 30 por ciento de la producción total de Galicia los daños causados por el temporal sobre los polígonos.
De esta forma, calcula, si una batea media produce unos 70.000 kilogramos de producto y hay 3.300, a 0,6 euros el kilo, el resultado es que el sector dejará de ingresar 41,4 millones de euros, "un balance muy malo", destaca y, además, se lamenta: "No hay seguro de cosecha, cada uno tiene que apechugar con las pérdidas".
Esto se debe a que "los primeros temporales vinieron muy pronto", desde septiembre, "cuando el mejillón aún no tiene una raíz consistente", según explica el presidente de la Asociación de Mexilloneiros Virxe do Rosario de Vilaxoán, Javier Blanco.
El portavoz de este colectivo de Vilagarcía de Arousa, en Pontevedra, valora las pérdidas de los profesionales inscritos en la asociación --que trabajan en 85 bateas-- en un total de 1,5 millones, el 45 por ciento de la facturación.
García incide en que el motivo de que el mejillón se desenganchase de las cuerdas de las bateas fue que "en esta época está intentando engordar" y, por tanto, "concentra toda su energía" en ello. Sobre posibles ayudas públicas, afirma: "Nos las prometieron en 2006 y no nos las dieron; no nos creemos nada. Y ahora ni siquiera nos han dicho nada al respecto".