Los atentados suicidas de Estado Islámico, un arma sin defensa posible

Explosión suicida de Estado Islámico en Irak
AHMED SAAD / REUTERS
Actualizado: sábado, 30 mayo 2015 16:18


MADRID, 30 May. (EDIZIONES) -

Hace dos semanas un comandante kurdo que combatió en Ramadi (Irak), reconocía la eficacia de los atentados suicidas de Estado Islámico. "No se puede hacer nada", indicó a la agencia kurda Rudaw, "contra un grupo capaz de preparar a 50 terroristas suicidas en una noche". Los expertos del grupo de especialistas en Inteligencia Soufan coinciden con esa valoración: contra alguien preparado para morir no hay defensa posible.

"El uso de los atentados suicidas es una táctica que desmoraliza a las fuerzas iraquíes al tiempo que eleva la confianza del grupo", explica Soufan en su informe, donde destaca la versatilidad del suicidio como herramienta de combate. Inicia grandes batallas, interrumpe contraataques y aterroriza a la población civil.

Las perspectivas para un futuro no son buenas. Mientras Estado Islámico siga capacitado para producir y distribuir coches bomba de la calidad de los últimos años, su habilidad para "lanzar asaltos de gran envergadura sobre zonas fortificadas y núcleos de población" permanecerá indemne.

ARSENALES REPLETOS

"Estado Islámico no tiene problemas de escasez de explosivos ni de voluntarios deseosos de participar en esta clase de misiones", apunta el grupo. Ni siquiera le faltan excavadoras con las que abren paso a toda velocidad a los coches bomba por los fortificados puntos de control --de hecho, la maquinaria pesada es uno de los principales objetivos de los bombardeos de la coalición internacional--.

La organización terrorista fabrica vehículos y chalecos explosivos en fábricas aisladas en zonas rurales de Irak, donde trabaja virtualmente sin molestias. "El grupo emplea los coches bomba con una asiduidad que no se ha visto ni en el apogeo de la guerra de Irak", apunta el grupo de estudios que dirige el ex agente del FBI Ali Soufan.

"Apenas hay defensa contra un coche bomba de varias toneladas. Contra varios, no hay ninguna", apunta el grupo. En Ramadi, Estado Islámico llegó a utilizar hasta 30 vehículos explosivos para destruir las posiciones defensivas del Ejército iraquí. Previamente, las excavadoras habían despejado las "barreras T" con las que los soldados intentaban proteger el perímetro.

CAMIONES BOMBA

La definición "coche bomba" se queda corta para algunos de los vehículos empleados. Testigos y combatientes han visto camiones del tamaño del que devastó en 1995 el edificio federal Alfred P. Murrah de Oklahoma (Estados Unidos), y que llevaba a bordo 3.200 kilos de explosivos, suficientes como para arrasar un bloque entero de edificios.

Estado Islámico no parece tener escasez de solicitudes para inmolarse. De hecho, el grupo se enfrenta incluso a tensiones internas porque algunos de sus combatientes iraquíes se quejan de que el "honor" de explotar suele ir destinado a mercenarios extranjeros. "Es un problema laboral único en el mundo", apunta el grupo de expertos. Por ello, la moral de las tropas iraquíes desciende mientras la de los guerrilleros aumenta: cada atentado suicida les hace avanzar un puesto en la lista de próximos elegidos para hacer estallar su carga mortal.

Es un problema gravísimo sin solución a la vista. "En el apogeo de la Guerra de Irak, Estados Unidos necesitó la movilización de inmensos recursos -- soldados, operaciones especiales, fuentes en el interior de las células terroristas -- para reducir el nivel de atentados hasta un grado mínimamente gestionable", explica el grupo. Tras la retirada de EEUU, las fuerzas iraquíes están prácticamente solas, en el terreno, para atajar esta estrategia.

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