Enfrentar el "nuevo rostro de los conflictos"

Manifestantes en Ucrania el 25 de junio de 2014
Foto: ALEXANDER PILIUGUN/AMNISTÍA INTERNACIONAL
  
Actualizado: miércoles, 25 febrero 2015 9:20

MADRID, 25 Feb. (Por Miguel Ángel Calderón, director de Comunicación de Amnistía Internacional España) -

   La respuesta mundial a las atrocidades cometidas por Estados y grupos armados durante el último año ha sido vergonzosa e ineficaz.

   Así de rotunda es la afirmación con la que resumimos todo un año de acontecimientos, y así queda patente en nuestro último Informe Anual, que publicamos hoy. Un análisis pormenorizado de la situación de los Derechos Humanos en 160 países durante 2014. Quiero recordar, de paso, que nuestro primer Informe Anual se publicó en 1962, hace más de medio siglo.

   El Informe pone de relieve que tanto Estados como grupos armados han cometido actos horribles de violencia contra la población civil, por ejemplo, en Siria, donde fuerzas gubernamentales y grupos armados han perpetrado con impunidad crímenes de guerra y abusos graves contra los Derechos Humanos. Y en Nigeria, República Democrática del Congo, Gaza, Pakistán, Kenia, Ucrania... por citar sólo algunos países. Crímenes sin castigo por los que nadie rinde cuentas, y que son en gran medida responsables de la crisis de refugiados sin parangón a la que nos enfrentamos.

   También queremos alertar del creciente poder de los grupos armados, que en 2014 cometieron abusos en al menos 35 países, ¡cerca del 20 por ciento de los países en los que Amnistía Internacional ha llevado a cabo labores de investigación! Llama la atención su habilidad en el uso de las redes sociales, tanto para dar a conocer sus atrocidades e infundir terror como para reclutar a nuevos militantes.

   A esto llamamos el "nuevo rostro de los conflictos", al que gobiernos y comunidad internacional deben enfrentarse con la certeza de que no van a servir antiguas fórmulas para conseguir un cambio. Si no, el panorama que nos espera es el siguiente: un número mayor de civiles expuestos a conflictos y a abusos de grupos armados, reacciones viscerales con ataques continuados a la libertad de expresión y reunión, y un deterioro de las crisis humanitarias y de refugiados. Y no será la primera vez que Amnistía Internacional acierte en sus predicciones.

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Foto:AMNISTÍA INTERNACIONAL

¿Y EN ESPAÑA?

   Por lo pronto, hay que decir que el Gobierno ya ha puesto en marcha recortes a la libertad de expresión y de reunión a través de cambios en la Ley de Seguridad Ciudadana y el Código Penal, atacando derechos que debería proteger. También en 2014 hemos documentado uso excesivo de la fuerza por parte de la Policía en diversas manifestaciones.

   Por otra parte, las personas migrantes siguen sufriendo abusos en nuestro país. Especialmente preocupantes han sido las (ilegales) "devoluciones en caliente" y el uso innecesario y excesivo de la fuerza en frontera por parte de agentes de seguridad.

   Y en relación a la persecución de los peores crímenes contra las personas, también ha habido recortes al ejercicio de la jurisdicción universal, que limita las atribuciones de las autoridades para investigar estos crímenes cuando se cometen fuera de España.

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Foto: AMNISTÍA INTERNACIONAL

EXISTEN SOLUCIONES

   Pero volviendo al panorama global, hay que decir que existen soluciones. Los líderes mundiales deben actuar ya para impedir una crisis mundial inminente. Para ello es necesario cambiar radicalmente el enfoque en todo el mundo para garantizar tanto la protección de la población civil en conflictos armados como una respuesta eficaz a la amenaza que supone el poder creciente de los grupos armados, sobre todo de los que cometen crímenes espantosos contra la población civil.

   Tenemos para esto una propuesta concreta: que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU renuncien a su derecho de veto en situaciones de genocidio y otras atrocidades masivas.

   En los casos de Siria, Irak, Gaza, Israel y Ucrania, el Consejo de Seguridad de la ONU no ha abordado las crisis y los conflictos --ni siquiera en situaciones en las que los Estados y los grupos armados cometen horrendos crímenes contra la población civil-- debido a intereses creados o a conveniencias políticas.

   Al renunciar a sus derechos de veto, los cinco miembros permanentes darían a la ONU más margen para emprender acciones destinadas a proteger a la población civil cuando hay vidas en grave peligro. Esta medida también transmitiría el mensaje de que el mundo no permitirá que criminales de guerra cometan atrocidades masivas con impunidad.

   Otra propuesta concreta: instamos a todos los Estados a ratificar o adherirse al Tratado sobre el Comercio de Armas, y a observar su cumplimiento, con el fin de impedir que las armas lleguen a las manos equivocadas o se usen contra civiles. Afortunadamente, España ratificó el Tratado. Una buena noticia, pero ahora hay que cumplirlo.

   Y una tercera propuesta: la imposición de nuevas restricciones al uso de armas explosivas que no pueden dirigirse con precisión o que tienen un radio de acción muy amplio en áreas pobladas. Esto contribuiría a proteger a los civiles cuyos hogares han quedado atrapados en zonas de guerra.

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Foto: AMNISTÍA INTERNACIONAL

NO REACCIONAR A LAS AMENAZAS CON REPRESIÓN

   Finalmente, pedimos a los Gobiernos --y éste es un punto de crucial importancia, sobre todo teniendo en cuenta el actual clima de temor en muchos países-- que no reaccionen a las amenazas de seguridad que se les presentan con tácticas brutales y represivas, pues de este modo se ponen en peligro los Derechos Humanos. Hemos visto estas tácticas en ocasiones anteriores y ya sabemos que no funcionan.

   Por otra parte, no debemos olvidar una consecuencia importante de la incapacidad de la comunidad internacional para proteger a la población civil atrapada en conflictos, y es que ha generado una de las peores crisis de refugiados de que el mundo ha sido testigo, en la que millones de personas siguen huyendo de la violencia y la persecución.

   Todos los líderes --especialmente los de países ricos-- deben aportar recursos políticos y económicos para prestar ayuda y protección a todas las personas que huyen del peligro y reasentar a las más vulnerables. En este aspecto España, sólo por poner un ejemplo cercano, ni acoge debidamente a los solicitantes de asilo sirios ni ha sido generosa ofreciendo reasentamiento para los sirios refugiados en los países de la región.

MENSAJE A LOS LÍDERES

   Nuestro mensaje a los líderes es el siguiente: no deben permitir que se cometan atrocidades masivas con impunidad y no deben dar la espalda a las personas refugiadas.

   Nuestros gobiernos y la comunidad internacional tienen el deber de llevar a los criminales de guerra ante la justicia, abordar las políticas discriminatorias y erradicar las desigualdades extremas.

   Todas estas medidas nos acercarían de verdad un poco más a un mundo más seguro donde se protegen los derechos y las libertadas y nos permitirían albergar perspectivas más optimistas para el futuro.