PARIS, 29 Oct. (EUROPA PRESS) -
Seis de cada diez franceses querrían acudir a las urnas para opinar sobre el nuevo Tratado europeo en lugar de ver una simple ratificación parlamentaria del texto que nació el pasado 19 de octubre en Lisboa. Además, de manera sorprendente, si se convocara un referéndum el 68% votaría 'sí', según un sondeo publicado por 'Le Parisien'.
Francia fue el país que en 2005 abrió una seria crisis institucional en la Unión Europea al rechazar en referéndum la malograda Constitución europea, un texto al que también dieron la espalda los holandeses y que obligó a los 27 a simplificar el Tratado.
En la cumbre informal de Jefes de Estado y de Gobierno celebrada este mismo mes en la capital lusa se dio luz verde al nuevo texto que en Francia será ratificado vía parlamentaria, según adelantó el presidente Nicolas Sarkozy.
El primer secretario de los socialistas franceses, François Hollande, que vio como en 2005 buena parte de su partido defendió el 'no', aseguraba hoy en France 2 que él personalmente votaría 'sí' al nuevo Tratado europeo
"No es el Tratado que nosotros hubiéramos negociado, pero permite sacar a Europa del impás", aseguró Hollande, que también adelantó que el Partido Socialista no se opondrá a la aprobación parlamentaria del texto. Hollande se entrevista hoy con el presidente Sarkozy en el marco de las consultas que mantiene el jefe del Estado galo con las fuerzas políticas sobre el Tratado europeo.
Según la encuesta de 'Le Parisien', sólo el 31% de los franceses se conformaría con una ratificación parlamentaria y son menos los electores de derecha, más disciplinados, los que se decantarían por un nuevo referéndum, sólo un 43 % frente al 76 % de los votantes de izquierda.
Este dato no sorprende si se tiene en cuenta la intensidad de los debates de hace dos años pero sí es llamativo el dato de que casi un 70% de los franceses daría su apoyo al nuevo Tratado, cuando en 2005 casi un 55% dijo que no. En todo caso, el sondeo revela también que, de convocarse ahora un referéndum, la participación sería sensiblemente inferior a la de entonces y sólo iría a votar el 48% del censo.
Según los analistas, puede haber dos razones que expliquen este giro de la opinión pública gala. Por un lado, la habilidad de los dirigentes europeos para trivializar este nuevo texto, despojándolo de la solenmidad del anterior, de su caracter constitucional y, sobre todo, de los aspectos considerados "demasiado liberales". Para algunos, se ha creado una especie de 'trampantojos' "metiendo por la ventana lo que los franceses sacaron por la puerta".
Por otro lado, puede que haya habido cierto arrepentimiento en las filas de los partidarios del 'no, a la vista de que no existió 'plan B' ninguno y de que el doble fracaso francés y holandes llevó a la UE a una larga travesía para salir del atasco institucional en el que se vió sumida.
