Refugiado sirio en Egipto
PLAN INTERNACIONAL
  
Actualizado: viernes, 18 diciembre 2015 11:32

MADRID, 18 Dic. (Por Plan Internacional) -

   Omar, de 22 años, trabaja en uno de los centros comunitarios que la organización comprometida con los derechos de la infancia Plan International ha habilitado a las afueras de la ciudad egipcia de Alejandría para atender a los niños y niñas refugiados, asegurar su protección y garantizar su bienestar y sus derechos.

   Entre otras funciones, Omar es el encargado de organizar los partidos de fútbol, deporte que ha posibilitado la relación e integración entre niños egipcios y sirios.

   Omar es uno de los muchos jóvenes sirios que intenta construir una nueva vida en Egipto. Después de tres años en Alejandría sin noticias de su padre, Omar está preocupado por el futuro de su familia. Las ofertas laborales en Egipto son muy escasas y el número de refugiados sirios aumenta cada día.

   "He conseguido trabajo en un centro comunitario y destino mi sueldo al cuidado de mi familia," cuenta Omar, quien no cree posible que pueda terminar sus estudios universitarios. "No puedo permitírmelo. ¿Quién dará de comer a mi familia? Además, me gusta ayudar a los niños y niñas del centro comunitario, es muy gratificante verles jugar y sonreír," comenta Omar.

   "Independientemente de su condición de migrantes o refugiados, los derechos de todos los niños y niñas deben ser respetados de acuerdo con la Convención sobre los Derechos del Niño", explica Concha López, directora de Plan International España.

OBLIGADOS A HUIR

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   Omar vivía con su familia a las afueras de Homs y estaba en sus primeros años universitarios cuando comenzó la guerra. Huyó de Siria junto a su madre, su hermana y su hermano cuando los enfrentamientos entre los grupos armados y las tropas del Gobierno llegaron a la zona en la que vivían.

   "Desde los altavoces de la mezquita nos avisaron de la evacuación de la ciudad. Mi padre estaba todavía trabajando y fuimos evacuados sin saber dónde o cómo estaba," recuerda Omar.

   "Había un camión que recogía a gente para llevarla a Damasco. Mi madre tuvo que tomar la difícil decisión de ponernos a nosotros a salvo y huir sin tener noticias de mi padre. Una vez en Damasco, no teníamos a donde ir. Contactamos por email con algunos conocidos que habían huido a Egipto y nos recomendaron reunir todo el dinero posible y venir aquí", añade.

EN BUSCA DE UN HOGAR

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   Al llegar a Egipto se dirigieron a Alejandría donde unos amigos les ofrecieron quedarse en su casa. Un mes más tarde buscaron su propio alojamiento. "En Homs vivíamos bien, teníamos una casa y podíamos estudiar, ahora vivimos en un apartamento destartalado", explica Omar.

   El futuro de la juventud siria es muy incierto y, según Omar, la situación "se asemeja a la expectación de un penalti, nadie sabe lo que va a pasar, pero te la juegas al todo o nada". "Creo que eso es lo que mis compatriotas hacen cuando se lanzan al mar en esos viejos botes en busca de algo mejor", señala.

   Plan International trabaja desde 2013 en Egipto para ayudar a los niños y niñas sirios refugiados, así como a sus familias, en las provincias del Gran Cairo, Alejandría y Damieta.

   Cuenta con Espacios Amigos de la Infancia para facilitar apoyo psicosocial y ayudarles en el proceso de destraumatización. En los Espacios Amigos de la Infancia, los niños y niñas pueden aprender y jugar, además de ayudarlos para que reciban apoyo y referencias de cara al futuro.

   Como organización fundada en España para dar respuesta a la situación de los niños y niñas huérfanos tras la Guerra Civil, Plan International recuerda que los niños y niñas son especialmente vulnerables en estas situaciones. Su salud, educación y bienestar general pueden verse afectados y necesitan apoyo urgente y personalizado.

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