GINEBRA, 14 Jun. (Reuters/EP) -
El enviado especial de Naciones Unidas para Siria, Staffan de Mistura, tiene previsto entrevistarse con dirigentes del Gobierno sirio durante su visita a Damasco para intentar dar un nuevo impulso a los contactos políticos para poner fin a la guerra en Siria. Además, De Mistura ha anunciado que denunciará durante su viaje a Siria el uso de armas indiscriminadas como las bombas de barril.
"Durante su visita, De Mistura tiene intención de plantear al Gobierno sirio la cuestión de la protección de los civiles, subrayando de nuevo que el uso de bombas de barril es inaceptable y que el deber incontestable de cualquier gobierno, bajo cualquier circunstancia, es proteger a sus civiles", ha informado la oficina de De Mistura a través de un comunicado.
Además, De Mistura tratará también la situación humanitaria y pedirá que se facilite el acceso a las zonas asediadas y más afectadas por el conflicto. El documento no especifica la fecha concreta del viaje por motivos de seguridad.
"Durante sus entrevistas, el enviado especial tiene previsto plantear otra vez a las autoridades sirias su profunda convicción de que en este conflicto no se puede imponer por la fuerza ninguna solución y de que es urgentemente necesario un acuerdo político incluyente y liderado por los sirios", añade.
De Mistura inició el mes pasado en Ginebra los contactos con dirigentes políticos del régimen, de la oposición, de gobiernos de la región y con representantes de la sociedad civil siria para intentar impulsar un proceso político.
Fuentes diplomáticas han destacado que al celebrarse en Ginebra, De Mistura mantendrá el control del proceso y favorecerá las negociaciones al producirse en un terreno neutral. Sin embargo, el principal grupo opositor sirio ha rechazado reunirse con De Mistura en Suiza y prefiere hacerlo en Estambul.
En el comunicado, el equipo de De Mistura explica que las reuniones proseguirán en julio y confirma el calendario provisional ha sido prorrogado. El calendario incluye la presentación de un informe a finales de junio al secretario general de la ONU, Ban Ki Moon.
Más de 220.000 personas han muerto y más de un millón han resultado heridas en los cuatro años de guerra. Casi 4 millones de personas han salido del país y 12,2 millones necesitan ayuda humanitaria, incluidos 5,6 millones de menores de edad, según los últimos datos.
