Los "niños milagro" de Yarmuk

Yihad, una niña nacida en marzo en Yarmuk
Foto: UNRWA
Actualizado: martes, 14 abril 2015 13:38

DAMASCO, 14 Abr. (por Pierre Krähenbühl, comisionado general de la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, UNRWA) -

   Son las vidas individuales en el centro de la historia de Yarmuk las que hacen que el imperativo de una acción humanitaria sea tan necesario. Me he encontrado a dos personas así en mi misión en Damasco --Yihad y Mohamad--, unos pequeños y vulnerables niños que hace días salieron de Yarmuk, un lugar que fue descrito la pasada semana por el secretario general de la ONU como uno de los "círculos más profundos del infierno". El hecho de que estén vivos les convierte en unos auténticos niños milagro.

   Mirando a esas infantiles caras y tocando sus inmaculadas manos, la lógica de nuestro mandato humanitario, la misión de proteger, nunca se ha sentido tan fuerte. Como todo el conflicto sirio, Yarmuk tiene una cara humana; las caras de los niños Mohamad y Yihad.

   Quiero presentarlos confiando en que entenderéis por qué estoy tan fírmemente convencido de que darse la vuelta no es una opción y de por qué la comunidad internacional debe actuar de manera coordinada para responder a las muchas tragedias de Siria.

   Yihad Yaqoub, la más joven refugiada palestina que ha salido de Yarmuk, nació el 30 de marzo. Su madre, Said Fatima, nunca imaginó que traer al mundo a un niño sería tan duro. "Esperaba beber leche y comer huevos durante mi embarazo pero nuestra situación financiera no nos permitió comprar algo tan caro", ha afirmado. Said Fatima vivía en una comunidad en la que la media de la población sobrevive con solo 400 calorías al día.

   Mohamad nació en Yarmuk el 25 de enero de 2015. Cuando Estado Islámico entró en el campo y las tensiones aumentaron, su madre, Nadia, huyó en busca de un lugar seguro. Sus únicos pensamientos fueron salvar la vida de su recién nacido. Todavía no ha perdido la esperanza de lograr un futuro digno. Confía en que cuando la normalidad vuelva podrá vivir de nuevo con su marido y su hijo en su casa de Yarmuk.

   Estas historias de valentía y dignidad humana son una lección para todos nosotros. Cuando informe próximamente al Consejo de Seguridad como hice hace días, hablaré de Yihad y Mohamad.

Mohamed, un bebé nacido en Yarmuk, en brazos de su

CESE DE LAS HOSTILIDADES

   Continuaré presionando por el acceso de ayuda humanitaria a otros niños como ellos dentro de Yarmuk y para otros civiles que necesitan ayuda allí donde están. Para hacerlo, las hostilidades tienen que cesar. Hay que presionar a los actores armados hasta que paren. Además, los civiles que deseen irse voluntariamente deben ser autorizados a hacerlo.

   Estas cosas son posibles. Requieren voluntad política, nada más y nada menos. Yarmuk debe ser un lugar en el que la política de lo posible comience a funcionar. Creo que se puede. Abandonar esta idea sería abandonar a Yihad, a Mohamad y otros civiles como ellos. No es una opción.

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