LOGROÑO, 19 Jun. (EUROPA PRESS) -
La noche del 29 julio del 2021, en la que J.O desapareció presuntamente tras ser asesinado por O.P en su casa de Entrena, varios testigos "vieron" a este último salir con la furgoneta que estaba en su patio. Además, después, el acusado le retiró la batería como "cortada".
En la primera sesión del juicio, por jurado popular, en el que O.P se enfrenta al delito de asesinato tras la desaparición de J.O, el primer guardia civil que ha comparecido ha roto algunos aspectos de la declaración que había hecho, momentos antes, el acusado.
El coche de J.O, al contrario de lo dicho por el acusado, no obstaculizaba la salida de la furgoneta que había en el patio del acusado y ésta "arrancaba a la perfección".
Varios testigos, de hecho, le vieron salir unos veinte minutos después del presunto asesinato y lo hizo, según la investigación, para esconder el cadáver en un sitio "que ya tenía preparado".
Crucial podría haber sido un testigo, que vive junto al acusado, pero los investigadores "percibieron" que no quería contar lo que vio por "miedo".
Esa noche hubo "dos silencios" en la actividad del acusado, en los que no tuvo comunicación, todo según este investigador.
Uno, cuando presuntamente asesinó a J.O y otro cuando habría escondido el cadáver. El acusado "sabía" que J.O "le había robado monedas y billetes" y aparecieron los álbumes en una mochila en el coche de la víctima.
Unos alicates encontrados en el patio hacen pensar a los investigadores que sacó la batería de la furgoneta, tras usarla, para tener una coartada. No obstante, el agente ha reconocido ante la defensa que no se puede decir "fehacientemente" que lo hiciera.
Tras lo publicado en prensa, la Guardia Civil habló con testigos que corroboraron haber oído esa noche "gritos y ciertos movimientos". Lo que no hicieron estos testigos fue llamar a las fuerzas de seguridad, tal y como ha contado el guardia civil esta vez a preguntas de la defensa.
Se encontraron salpicaduras con restos de sangre en el patio trasero, de donde se escucharon gritos, y varios casquillos (pero no las armas). También aparecieron restos de sangre en un inflador portátil, que estaba dentro de la furgoneta.
En una acequia de riego se encontró una pieza de un móvil y se estableció una coincidencia con el teléfono de la víctima. El teléfono estaba "destruido de tal manera que no se puede sacar nada, fue destrozado a conciencia".
Tras declarar ante la Guardia Civil, el acusado se cambió a un móvil más rústico, perdiendo la información que había en su teléfono inteligente relativa, por ejemplo, a los WhatsApp enviados.