Condenado a 12 años de cárcel el campeón de Muay Thai que mató a un preso en Soto tras apreciarse trastorno mental

Un furgón de la Guardia Civil entra en la Audiencia de Madrid
Un furgón de la Guardia Civil entra en la Audiencia de Madrid - EUROPA PRESS - Archivo
Publicado: lunes, 14 septiembre 2020 11:37

MADRID, 14 Sep. (EUROPA PRESS) -

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a doce años de prisión a Jesús R.H., un campeón de muay thai y kikboxing por matar en diciembre de 2018 a golpes a otro recluso nada más ingresar en la cárcel de Soto del Real a raíz de una pelea entre ambos por una litera.

Así consta en una sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, en la que los magistrados le penan como autor responsable de un delito de homicidio con la agravante de abuso de superioridad y la atenuante analógica de trastorno psíquico al sufrir un trastorno mixto de personalidad.

La sentencia llega después de que un jurado popular declara a Jesús culpable de un delito de asesinato con alevosía frente al homicidio que apreciaba el fiscal. El juicio se celebró el pasado 29 de junio en la Audiencia Provincial de Madrid.

Los hechos tuvieron lugar a finales de 2018 cuando el acusado acaba de ingresar en Soto del Real cuando tras regresar de la cena mantuvo una pelea con su compañero de celda, que era un preso de confianza para ayudar al agresor a su adaptación a la prisión.

El acusado fue enviado a prisión provisional tras ser detenido por un intento de homicidio tras una trifulca en el Metro de Madrid. También allí la emprendió a golpes, en esa ocasión con un vigilante de seguridad.

El fiscal le imputa un delito de homicidio y en concepto de responsabilidad civil reclama una indemnización de 456.500 euros para los familiares de la víctima.

El acusado fue diagnosticado con trastorno mixto de personalidad y en cuya y "patología predominan los rasgos límites, paranoides y narcisistas que conllevan una marcada impulsividad con tendencia a descontrolarse ante situaciones no deseadas, distanciamiento emocional, escasa capacidad de introspección, justificación de comportamientos disfuncionales, suspicacia, recelo y desconfianza frente a terceros, crítica elevada ante las negativas de los demás y baja tolerancia a las contrariedades".

Esta patología, a juicio de la Fiscalía, no impide al acusado conocer la ilicitud de los hechos que protagoniza ni tampoco la de adaptar su conducta a dicho conocimiento.

"No obstante lo cual, la suspicacia y el recelo, rasgos sobresalientes en su personalidad de base acentuaron su tendencia a la impulsividad reaccionando sin la adecuada reflexión previa, sufriendo en este sentido una limitación moderada en su capacidad de control conductual de impulsos frente a su compañero de celda en el momento en que surgió la disputa entre ellos", señala el escrito.

INGRESADO COMO PRESO PREVENTIVO

Jesús M. R. H. había ingresado como preso preventivo en la prisión madrileña el 25 de diciembre de 2018 donde un día más tarde se le asignó la celda número 18, dentro del Módulo 1, que iba a compartir con otro interno.

Según el fiscal y la Audiencia, en torno a las 20.30 horas del 26 de diciembre y, tras cerrarse las celdas, "se inició entre ambos una breve discusión en el curso de la cual la víctima lanzó un puñetazo a su adversario que le impactó en la frente lo que provocó que éste se abalanzara airado sobre el primero".

El acusado, con "claro ánimo" de acabar con la vida del otro recluso, "comenzó a golpearle con puñetazos y patadas que fueron dirigidos a la zona de la cabeza y el cuerpo, sin darle opción si quiera a reaccionar".

La víctima cayó fulminada al suelo "sin posibilidad de defensa ninguna debido a la precisión y contundencia de los golpes propinados al ser el procesado diestro en técnicas de combate, habiendo estado en posesión de licencia federativa nacional de kickboxing y muaythay al menos durante los años 2016 y 2017".

Por ello que la Fiscalía acusaba a Jesús M. R. H de prevalerse tanto de su superioridad física como de diferencia de edad entre ambos y de sus conocimientos en artes marciales. De hecho, afirmaba que el acusado continuó asestando al fallecido "certeros golpes con los puños y patadas, a los que quedó expuesto la víctima, y que de forma recurrente le impactaron en la cara y el tórax hasta causarle la muerte".

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