Rouco pide a las familias inmigrantes a encarar "el reto del desarraigo social y cultural" en beneficio de los jóvenes

Actualizado: jueves, 14 enero 2010 15:55

MADRID, 14 Ene. (EUROPA PRESS) -

El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, pidió hoy a las familias inmigrantes a encarar "el reto del desarraigo social y cultural" para beneficiar, sobre todo, a los más jóvenes, los hijos que, a su juicio, son los que más padecen una "situación más compleja" que es "especialmente hiriente en el ámbito escolar".

Así se desprende de una carta del cardenal titulada 'Los emigrantes y los refugiados menores de edad', que ha hecho pública con motivo de la celebración de la Jornada Mundial de las Migraciones, que tendrá lugar este domingo, 17 de enero.

En la carta, Rouco Varela señala que los trabajadores inmigrantes y los refugiados "han alcanzado una significativa presencia" al establecerse entre la sociedad, "reagrupando a sus familias o formando nuevos hogares". "Nuestra Iglesia, que vive profundamente inserta en la sociedad madrileña y solidaria con sus aspiraciones y sus dramas, se sabe especialmente llamada a convertir nuestra sociedad en el espacio acogedor en el que se reconozca la dignidad de los trabajadores extranjeros", apunta.

En este sentido, hace un llamamiento a los católicos madrileños y a "todos los hombres de buena voluntad, amantes de la justicia y de la paz" y les invita a "asumir con generosidad la acogida y el servicio, no sólo de los inmigrantes y refugiados, sino también, y en especial, de sus hijos menores, sin olvidar a los menores no acompañados".

En este sentido, recuerda que en España "todos los menores, con independencia de su origen e incluso de su situación legal, tienen garantizados los derechos fundamentales de la educación, sanidad, ayudas, formación profesional". "Pero hemos de ir más lejos. Asumamos plenamente nuestro compromiso de comunión, de justicia, de solidaridad y de paz, expresado en gestos concretos, sencillos y constantes. Es el camino para que todos y cada uno de nosotros, y de modo especial los menores inmigrantes y refugiados podamos crecer con equilibrio humano y espiritual", añade en la carta.

Esta invitación está especialmente dirigida a los jóvenes, a quienes invita a "crear espacios de encuentro en orden al reconocimiento y enriquecimiento mutuos en la familia, en la comunidad cristiana, en la escuela, entre los amigos, en el trabajo, en el deporte, en el tiempo de ocio". "Estáis llamados a ser hombres y mujeres fraternos y solidarios, pacificadores, amantes de la vida, respetuosos con todos", insiste.

"Dentro de pocos años, los jóvenes de hoy seréis los responsables de la vida familiar y de la convivencia en la ciudad. Con vuestra manera de vivir tenéis que manifestar claramente vuestra fe: creados a imagen y semejanza de Dios para amar, sólo nos realizamos plenamente cuando nos entregamos sinceramente a los demás. Confiamos en vosotros", recuerda en la misiva.

En ella también se dirige a los educadores, a quienes invita a trabajar para que la escuela "sea verdaderamente el ámbito en el que todos los alumnos, con independencia de sus orígenes, crezcan día a día en el aprecio de sus compañeros, aprendan a convivir en la diversidad cultural y a respetarla".

"Ayudadles a abrir sus grupos, demasiado cerrados a veces sobre sí mismos. Enseñad a los jóvenes y adolescentes, vuestros alumnos, a superar las actitudes de mera tolerancia y valorar el auténtico respeto y la amistad, para que pueda crecer en ellos la estima de los valores culturales y religiosos del otro y el sentimiento de pertenencia a una comunidad", añade.

En cuanto a las familias inmigrantes que tienen hijos en edad escolar, pide a los educadores que faciliten "la necesaria información sobre los programas de escolarización". "Procurad el acercamiento efectivo de la escuela a sus expectativas respecto a la educación de los hijos, a sus problemas, a sus valores y no olvidéis ofrecerles la clase de religión y moral católica prevista en la programación escolar, vital para facilitar su incorporación y participación en la escuela y en las asociaciones de padres", señala.

Concluye pidiendo a la Virgen que "vele maternalmente sobre nosotros y ayude a permanecer en nuestra vocación y compromiso y a comprender las dificultades de quienes están lejos de su patria".