MADRID 3 Oct. (EUROPA PRESS) -
Técnicos de la Comunidad de Madrid junto con voluntarios de la Asociación Naumanni buscan cada año y casi a nado los nidos de aguilucho lagunero y de garza imperial entre los carrizales de las lagunas del Parque Regional del Sureste para marcar y anillar los polluelos.
Según ha informado la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, la espesura de los cañizos y lo intrincado que resulta caminar o incluso nadar por ellas, por el lodo pegajoso y oscuro y los "bosques de cañas", hace que no se puedan sacar los pollos de los nidos porque fácilmente se podría llegara perder el nido y no poder volver a depositarlos en ellos.
El trabajo para llevar preparar el anillamiento es largo y primero se georreferencian con GPS los nidos cuando las parejas los disponen para la puesta, semanalmente se vigilan para comprobar el crecimiento de los pollos para, una vez que están lo suficientemente crecidos pero no demasiado, lo justo, se buscan para censar, y anillar a las crías.
Pero el anillamiento se hace lo más rápido posible, en un máximo de 30 minutos en el interior de la colonia para que los nidos estén desocupados por los adultos y no noten la ausencia.
Todos los polluelos se marcan con una anilla metálica y anilla de PVC que permite la lectura a distancia para realizar el seguimiento de los jóvenes una vez abandonan el nido y poder estudiar sus movimientos, así como ver si regresan a la colonia como adultos reproductores en años sucesivos.
Semanas atrás se procedió a este censo y anillamiento de los polluelos de aguilucho lagunero y garza imperial para realizar un control sobre el número de ejemplares y parejas de estas especies para seguir investigando sobre sus hábitos de cría, alimentación y desplazamientos de forma que un mejor conocimiento sobre sus hábitos permita a la Consejería emprender nuevas medidas que mejoren su conservación a pesar de los logros ya obtenidos.
INCREMENTO DE LA ESPECIE
En el caso aguilucho lagunero se ha detectado un incremento espectacular del número en el Parque Regional del Sureste, donde actualmente existe una colonia estable de 15 parejas reproductoras frente a las dos parejas que existían en 1994 cuando se creó este espacio protegido. A ellas se unen las que viven en la comarca, que son otras 23 parejas más, y que se han aumentado en 10 parejas desde 1994.
En los últimos años ha mejorado ostensiblemente su número y este espacio se ha convertido en uno de sus sitios favoritos para pasar la invernada y anidar ya que encuentra los recursos necesarios y suficientes para comer y refugiarse.
En esta estación, los dormideros comunales pueden llegar a congregar más de 150 ejemplares, todo un bello espectáculo de incalculable valor a tan sólo unos kilómetros de la capital de España.
DE UNA A 70 PAREJAS DE GARZA IMPERIAL
En cuanto a la garza imperial, otra ave singular incluida en el catálogo regional de especies protegidas, se ha producido un importante incremento del número de parejas que ha pasado de una sola pareja reproductora en los años 90, a las más de 70 parejas actuales. De hecho el Parque Regional del Sureste alberga la mayor parte de la población de esta especie en la Comunidad de Madrid y se han convertido en el paraíso reproductor de esta especie en la región.
Desde el año 2002, la Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio realiza un seguimiento anual y un censo de las parejas de esta especie en toda la Comunidad de Madrid, aunque de forma especial en el Parque del Sureste donde se han llegado a anillar hasta 700 pollos en los diez años de seguimiento.
Además de este censo, también se realiza un seguimiento exhaustivo de la especie. En la actualidad existen seis núcleos reproductores frente a uno que había inicialmente. La mejora desde 1991 es sustancial, pues a lo largo de estas décadas ha habido incluso años (concretamente 1993 y 1994) en los que las garzas ni siquiera llegaron a reproducirse en la Comunidad de Madrid.
La garza imperial es un visitante estival que únicamente viene para reproducirse, migrando después a sus cuarteles de invernada. Realiza sus nidos entre la vegetación palustre de los humedales que selecciona, fundamentalmente sobre enea. Esta preciosa ave, esbelta y elegante, se confunde en este medio para protegerse. Acceder a sus nidos es, de hecho, complicado y requiere protección porque cuando se siente amenazada ataca con su largo pico a los ojos de su "atacante".