MADRID, 10 Jun. (EUROPA PRESS) -
Vecinos y asociaciones vecinales de diferentes barrios de Madrid han comenzado a reinvidicar la calle y sus aceras como un espacio para estar, divertirse, que jueguen los niños o que las personas mayores tomen el fresco, tal y como era costumbre hace décadas.
Así, por ejemplo, María Blanco, vecina de Malasaña y socia de la tienda infantil Glück ha afirmado que las calles deben estar hechas "para vivir en ellas". "La calle no es simplemente un espacio que sirva para unir un lugar a otro, es un espacio en el que estar. Juguemos en las aceras, saquemos las sillas y pasemos el rato, disfrutemos", afirma en su blog.
Una idea que comparten diversas bitácoras de información madrileña. "Hubo una vez un tiempo en el que en las calles y plazas de Malasaña había menos tráfico de coches y menos terrazas; más improvisados partidillos de fútbol y más rayuelas pintadas en el suelo", señalan desde 'Somos Malasaña'.
El blog 'Caminando por Madrid' aporta sugerencias en el mismo sentido y anima ahora, que hace buen tiempo, a sacar la silla de casa y tomar el fresco --o la fresca, como se llama en algunos lugares-- en la calle.
"En épocas pasadas existía la costumbre de bajarse una silla a la calle y disfrutar un rato tomando el fresco o el solecito, charlando con el vecindario, viendo pasar la vida a nuestro alrededor. La vida acelerada actual acabó casi por completo con esta costumbre, pero creo que sería buena idea recuperarla. Todos tenemos una silla plegable en casa. La calle no es solo un lugar de paso, también es un lugar para relacionarse, para comunicarse, para estar", argumentan.
DESAYUNOS POPULARES
Con el mismo objetivo, e impulsados por el blog 'Flores en el Ático' desde hace unos años vecinos del barrio organizan desayunos populares los fines de semana en la plaza María Soledad Torres Acosta, conocida como 'La Plaza de La Luna'. Los vecinos bajan con pastas, café, leche y zumo para compartir y disfrutar de una forma común del espacio público.
Recientemente, la asociación vecinal ha criticado la acumulación "indiscriminada" de nuevos bares u terrazas en el barrio porque, a su juicio, "saturan las plazas y las hacen desaparecer como lugares para el encuentro relajado sin consumo". "Quizás lo más irritante de todo esto es ver a algún camarero regañando a los niños por jugar en donde siempre lo han hecho", ha lamentado.
