Amigo de acusados la describe como una mujer "fría, manipuladora y embustera" y a la víctima, "hombre de casa"

Los acusados Manolo S. y María Cruz A. con sus letrados en una de las sesiones d
EUROPA PRESS
Actualizado: viernes, 1 abril 2011 17:52

Dice que la relación de la acusada con su hijo, con el que salía de noche, daba la sensación de que iba más allá de la materno-filial"

MURCIA, 1 Abr. (EUROPA PRESS) -

Un amigo de María Cruz y Manolo, los dos acusados que se enjuician desde este lunes en la Audiencia Provincial de Murcia por el 'crimen de la funeraria', cometido hace cuatro años, se ha referido a la "inductora del crimen", según la fiscal, como una mujer "muy fría, manipuladora y embustera"; mientras que su marido, la víctima, "era un hombre de su casa y pensaba mucho en sus dos hijas pequeñas".

La relación de esta persona con el matrimonio comenzó porque eran vecinos, mientras que a Manolo, que lo ha calificado de "calzonazos", lo conocía previamente de haber sido socios en una empresa en Mazarrón; una relación que, según ha dicho, "se cortó cuando comenzaron a salir" a espaldas de la víctima.

La noche que los dos acusados se conocieron en casa de esta persona y su mujer, que también ha declarado en el juicio, coincidió con el hecho de que el marido de María Cruz anunció que se separarían, una cuestión que "se habló con mucha normalidad".

Después de esta primera cena, vinieron dos más, aunque esta vez sin la víctima, que fue cuando este amigo observó "un acercamiento" entre sendos procesados. En la primera de estas cenas, María Cruz, al haber tomado tranquilizantes y combinarlo con la ingesta de alcohol, comenzó a sentirme mal, por lo que Manuel y la mujer de este amigo la acompañaron a una habitación para que se acostara.

Según ha relatado esta persona, María Cruz se acostó vestida pero cuando subió Manuel a ver cómo se encontraba, "la desvistió y le llamé la atención", ya que no se sentía muy cómodo al saber que la víctima también era su amigo.

Fue en el tercer encuentro cuando los acusados mantuvieron relaciones sexuales, de las que tuvieron conocimiento tanto este amigo como su mujer; una situación que le incomodó, ya que la víctima, "al día siguiente me preguntó y quise quitarle hierro al asunto, pero dos días después se lo conté y estaba muy mal".

Este testigo, que ha confesado que la víctima le dijo que consumía cocaína, ha subrayado que no era habitual que saliera por las noches y a clubs de alterne, "normalmente estaba en casa"; no así su mujer, "que salía con su hijo por la noche" hasta el extremo de que "daba la sensación de que su relación iba más allá de la materno-filial".

Mientras que la víctima se quedaba en casa, "y pensaba mucho en sus dos hijas pequeñas, con su hijo mayor no se llevaba muy bien y con la hija de la anterior relación decía que le gustaría verla más de lo que podía". Incluso, ha recordado que alguna vez que otra no podía quedar con el fallecido porque le decía que tenía que desempeñar las labores propias del hogar y hacer la cena.

Este testigo ha finalizado su intervención dejando claro, a preguntas de José Pardo Geijó, el letrado que defiende a María Cruz, que no siente ningún tipo de enemistad hacia ésta.

LA RELACIÓN "SE CORTÓ DE LA NOCHE A LA MAÑANA"

La mujer de este testigo ha hecho hincapié en la forma en que se cortó la relación con la acusada, porque de la noche a la mañana "noté como se apartaba y cuando venía a casa era solo por Manolo y hubo un cambio brusco y ya no nos cogía el teléfono".

Esta testigo también ha descrito el matrimonio, que "aparentemente parecía buena, pero ella me decía que no estaba feliz con su marido y que estaba ilusionada de haber conocido a Manolo". Igualmente, María Cruz le contó que su marido "a veces la trataba mal o le decía que no hacía nada en casa".

Llegado el turno de interrogatorio de la acusación particular que se ejerce en nombre del padre del fallecido y la hija, fruto de la anterior relación de la víctima, el letrado Melecio Castaño se ha centrado en desmontar la versión de María Cruz, que manifestó que cuando acudía a casa de estos amigos lo hacía forzada por su marido; una cuestión ha sido negada por estos dos testigos.

También ha declarado en esta sesión un ex compañero de trabajo de Manolo, así como un empleado del banco que conocía a la acusada y al padre de ésta, al ser su peluquero. En su calidad de testigo, ha explicado que la relación con María Cruz también se debía a que era la segunda hipoteca que le concedía, por lo que conocía al matrimonio.

Cuando se enteró de la noticia, se encontraba de viaje, por lo que "le mandé un mensaje, porque no sabía como actuar". Su relación, sin embargo, no se extendía más allá del trato de cliente y conocido de su padre, negando en todo momento que saliera con ella a cenar o que mantenían relaciones sexuales, como confesó Manolo en su primera declaración.

"Me quedé atónito cuando la Policía me preguntó si mantenía relaciones sexuales con ella", ha declarado este empleado de una sucursal bancaria, quien ha afirmado que días después del asesinato, acudió a ver a María Cruz y su familia para dar el pésame.

El juicio continuará esta tarde con las declaraciones del jefe de Homicidios y empleados de la funeraria donde la víctima trabajaba y se reanudará, posteriormente, el lunes con el turno de algunos familiares.

Los hechos, según el escrito de conclusiones provisionales de la fiscal, son constitutivos de un delito de asesinato, por el que María Cruz y su amante, que han declarado siete horas cada uno en sesiones de varios días, se enfrentan a la pena de 20 años de prisión.

Tanto la fiscal como una de las acusaciones particulares consideran a Manuel autor material del crimen y cooperadora necesaria y autora por inducción a María Cruz.

La segunda acusación particular, de los tres hijos de la víctima, solicita 18 años de cárcel con la agravante de disfraz y a ella no la inculpa, mientras que las defensas del acusado piden la catalogación del delito de homicidio y 10 años de prisión con la atenuante de arrebato u obcecación, reconocimiento de los hechos y colaboración con la justicia; y la de la procesada solicita su absolución, considerando que se ha actuado en el procedimiento de forma "zafia y grosera".

En sus declaraciones, Manolo confesó que se sintió "como un robot al que iban dirigiendo", mostrando su arrepentimiento durante toda la vida de lo que hizo en aquel momento. Por su parte, María Cruz, que permaneció en prisión seis meses, se declaró inocente y negó su participación en el asesinato de su marido, al que "quería".