Gallardón dejará paso a Botella tras ocho años al frente de la Alcaldía

Cobos, Ana Botella, Gallardón, Rajoy y Aguirre
EUROPA PRESS

Cumplir los niveles máximos de contaminación y reducir la deuda, entre los principales retos de la futura alcaldesa

MADRID, 21 Dic. (EUROPA PRESS) -

El recién nombrado ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón, dejará mañana paso a Ana Botella para asumir, antes del próximo 3 de enero, las riendas del Ayuntamiento de Madrid tras su marcha después de ocho años gobernando en la capital.

El hasta ahora alcalde renunciará mañana a su cargo como regidor y se convertirá en ministro de Justicia en el primer Gobierno de Mariano Rajoy, tras 16 años ocupando cargos de responsabilidad en Madrid --de 1995 a 2003 en la Comunidad y, a partir de entonces, en el Ayuntamiento--.

Tras su marcha, Manuel Cobo será alcalde en funciones hasta que, antes del próximo 3 de enero, la Alcaldía quede en manos de la hasta ahora segunda teniente de alcalde y delegada de Medio Ambiente y Movilidad, Ana Botella, que será investida alcaldesa de la capital el 3 de enero como máximo.

RETOS DE LA NUEVA ALCALDESA

Botella deberá enfrentarse a unas arcas públicas muy afectadas por el parón económico causado por la crisis pero también por las políticas aplicadas por el PP en los últimos años, especialmente desde la llegada de Gallardón a la Alcaldía, que ha supuesto una deuda que llegó a superar los 7.000 millones de euros.

Por delante están también otros retos como el de cumplir los niveles máximos de contaminación permitidos por la UE, especialmente en cuanto a los óxidos de nitrógeno, un tema que ha granjeado a Botella las críticas de los grupos ecologistas y también de la oposición.

Tras pasarse media vida siguiendo los pasos de su marido, con continuos cambios de domicilio e incluso de ciudad, la Botella moderna y con experiencia en la gestión se enfrentará a partir de ahora al reto más importante de su carrera.

Por su parte, Gallardón dejará la Alcaldía con proyectos incumplidos, como la reforma del eje Prado-Recoletos en su tramo declarado Bien de Interés Cultural o la construcción del Centro Internacional de Convenciones, así como unas maltrechas arcas municipales que costará años recuperar.