Magistrado del Supremo cree "más sensato" mantener el sistema de representación política como está

REOCÍN (CANTABRIA), 9 (EUROPA PRESS)

El Magistrado del Tribunal Supremo Pablo Lucas Murillo de la Cueva considera "mucho más sensato" mantener el actual sistema de representación parlamentaria aún "asumiendo que no es plenamente justo" por algunos elementos contrarios a la proporcionalidad.

Pablo Lucas Murillo de la Cueva, que debatió en los cursos de verano de la Universidad de Cantabria en Reocín, sobre las virtudes e inconvenientes del sistema de representación política español, reconoció que existen factores dentro del sistema de representación política de España que producen efectos que no se corresponden con los principios de proporcionalidad que deberían estar presentes, "y en algunos aspectos pueden suscitar la cuestión de que no es igual el peso de los electores según en qué circunscripción ejerzan su derecho a voto".

A su entender, debido a estas circunstancias "las dos fuerzas políticas más votadas a nivel estatal suelen tener un número de escaños superior al que correspondería por el porcentaje de voto que han obtenido", si bien no son las únicas puesto que "también hay partidos minoritarios en el conjunto de España, como son los nacionalistas, que concentran su apoyo en dos o tres circunscripciones, y allí tienen un peso determinante; estos partidos, sobre todo el PNV --dijo-- alcanzan una representación parlamentaria superior a la que les correspondería por votos recibidos", apuntó.

En cuanto a la ejecución de cambios en el sistema de representación parlamentaria destinados a minimizar la desproporcionalidad, Pablo Lucas Murillo abogó por mantener las cosas como están: "Salvo que haya muchísima claridad en lo que se quiere conseguir, muchísimo acuerdo, y se sepa con certeza qué es lo que va a representar el cambio y que no va a traer inconvenientes, condiciones que no se dan en ninguno de los aspectos, es mucho más sensato seguir como estamos, asumiendo que no es plenamente justo por esos elementos contrarios a la proporcionalidad".

Pablo Lucas Murillo apuntó también los factores que a su juicio tienen una mayor relación con la desproporcionalidad en el ámbito de la representación política. "El reducido número de miembros de las Cámaras, y la asignación necesaria de una representación mínima a cada provincia, junto con las desigualdades demográficas existentes entre unas provincias y otras, producen efectos que no se corresponde con los principios de proporcionalidad".

Según Murillo de la Cueva la naturaleza de estos factores hace muy difícil la modificación del sistema. En ese sentido afirmó que "cambiar las reglas del juego es muy difícil porque para eso tienen que estar de acuerdo los dos grandes partidos, que son los grandes beneficiarios del sistema", afirmó.

NO CREAR OTROS PROBLEMAS

En cualquier caso, para acometer dicho cambio, que pasaría por una modificación de la ley orgánica de régimen electoral o por una reforma constitucional, sería necesario "tener muy claro cuáles son las alternativas susceptibles de ser llevadas a la práctica y haber estudiado bien cuáles son sus consecuencias, no vaya a ser que por remediar unos problemas se creen otros", apuntó. En este sentido, Pablo Lucas Murillo destacó la existencia de "experiencias similares en países cercanos como Italia que han acabado empeorando sustancialmente las cosas".

Pablo Lucas Murillo también analizó los efectos de la desproporcionalidad en los distintos tipos de elecciones celebrados en España. A su entender "se observa que en los distintos tipos de elecciones vienen a reproducirse las pautas que se dan en las elecciones generales, y eso quiere decir que el sistema de partidos ha ganado consistencia y se impone e impera por sí mismo".

Murillo de la Cueva extrajo una conclusión fundamental de todo ello: "Los ciudadanos, el cuerpo electoral, se ha adaptado a las reglas del juego, las ha asumido, las acepta, las considera válidas para traducir el voto en representación política".

De ahí que el magistrado sentenciase reiterando que el cambio de dicho sistema sólo debe acometerse una vez se conozcan bien las posibles alternativas y las consecuencias que su implantación tendría en el desarrollo de la vida política del país.