Uno de los presuntos yihadistas detenidos en Martutene estaba en tratamiento psiquiátrico

Actualizado: viernes, 4 diciembre 2015 19:35

Llevaba en prisión desde 2010 y será expulsado cuando agote su pena por hurtos, algunos con violencia

MADRID, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -  

El preso marroquí de 24 años detenido este viernes en la cárcel donostiarra de Martutene se llama Mounir Morabeti y estaba sometido a un tratamiento psiquiátrico en prisión en la que había compartido celda con el otro arrestado, un español de 32 años llamado Mikel Pulido, han informado a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista.

Estas mismas fuentes han confirmado que a ambos se les había concedido el tercer grado penitenciario, pero Mounir Morabeti llevaba semanas sin salir de la prisión vasca. En concreto se le suspendió el régimen abierto de semilibertad (pueden salir a diario y volver al centro para dormir) después de que hace aproximadamente un mes difundiese un video en el que se le veía quemando su propio pasaporte marroquí.

Los especialistas antiterroristas apuntan a que este gesto constituye algo así como un ritual habitual de adhesión al Estado Islámico y que se puede ver en multitud de videos grabados por este grupo terrorista. Las fuerzas de seguridad consideraron entonces que Morabeti se había convertido desde ese momento en una figura imprevisible y se le revocó el tercer grado.

Este viernes ha sido arrestado en la cárcel mientras que su compañero ha sido detenido en su localidad natal de Zumárraga, donde compaginaba su tercer grado con un empleo en una nave industrial. Morabeti llevaba en la cárcel desde el año 2010 por varias condenas relacionadas con hurtos principalmente, algunos de ellos con violencia. Las fuentes consultadas indican que estaba prevista su expulsión a Marruecos en el momento en el que terminase de cumplir su pena.

NO LLEGÓ A CONVERTIRSE

Era una persona fácilmente influenciable, según otras fuentes, que apuntan a que había sido captado a la ideología salafista por otros presos antes de convertirse él en dinamizador de otros reclusos. La Policía le otorga un papel de ascendencia sobre el otro arrestado. Mikel Pulido no se había llegado a convertir al salafismo, aunque sí participaba activamente a la hora de compartir videos violentos y hacer comentarios sobre ellos, ya fuese jaleando los asesinatos o mofándose de las víctimas.

Durante su tiempo fuera de prisión interactuaban en las redes sociales con sus propias identidades difundiendo videos de corte yihadista. Algunos contenidos en su poder ya habían sido retirados de la circulación por los servidores de redes sociales habituales por su alto carácter violento. En el caso de Morabeti, los investigadores creen que conseguía el material audiovisual conectándose a internet en locutorios.

Mikel Pulido estaba en prisión por haber participado en una pelea en la que resultaron heridas varias personas. Los expertos en la lucha antiterrorista advierten a Europa Press de que los internos radicales buscan a la hora de adoctrinar a otros presos que tengan cortas condenas pendientes y que puedan salir pronto de prisión para seguir con los postulados yihadistas.

Los especialistas de la Brigada Provincial de Información de la Comisaría de San Sebastián comenzaron a seguir la pista a Morabeti después de detectar que realizaba reuniones sospechosas con grupos reducidos de jóvenes en la localidad guipuzcoana de Rentería. A estos encuentros acudía el ahora detenido adoptando medidas de seguridad para evitar ser vigilado por las fuerzas de seguridad. Bares o bajeras eran los lugares de encuentro.

Allí se intercambiaban abundantes contenidos de propaganda, adoctrinamiento y enaltecimiento de las actividades del DAESH. Entre estos se encontraban grabaciones de atentados, ejecuciones, decapitaciones y entrenamiento de niños como yihadistas. Estos contenidos los acompañaban con comentarios de burlas a las víctimas, palabras de aliento a los autores, y amenazas a autoridades y a "todos los funcionarios españoles".

180 BAJO VIGILANCIA

La operación se ha desarrollado dentro del Plan Estratégico Nacional de Lucha Contra la Radicalización Violenta (PEN-LCRV), que contiene un apartado específico para combatir la radicalización en los centros penitenciarios.

Según informan a Europa Press fuentes de la lucha antiterrorista, actualmente las prisiones españoles mantienen un seguimiento sobre 180 presos, incluidos en este plan contra la radicalización violenta en los centros penitenciarios españoles. Se da la circunstancia de que esta cifra es mayor que los presos encarcelados por delitos relacionados con el yihadismo, unos 90.

Ya el pasado 23 de noviembre la Policía detuvo también a un recluso en el Centro Penitenciario Segovia que, desde la cárcel, trataba de captar y adoctrinar internos para el DAESH (Estado Islámico) con la intención de formarles en los ideales de la organización terrorista. Este arresto fue la segunda parte de una operación que provocó otros dos arrestos a finales de octubre también de dos presos.

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