MADRID 1 Abr. (OTR/PRESS) -
Me cuentan que el último nombre malogrado entre quienes han recibido el ofrecimiento de encabezar la candidatura del PP a las elecciones europeas del 25 de mayo es el de la ministra de Fomento, Ana Pastor. De ser cierto estaríamos como mínimo ante la cuarta prueba del desinterés que reina en las alturas del partido en el poder por ocupar ese puesto.
Todo empezó con el ex ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, que comunicó personalmente al presidente Rajoy su negativa a repetir al frente de la lista al Parlamento Europeo. Luego se instaló en los mentideros políticos y mediáticos la figura cantada e inevitable del ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, aunque era secreto a voces que no estaba por la labor de encabezar la lista, aunque sí por la de ser comisario de la UE, que no precisa de ser europarlamentario. Por si había dudas, hace unos días el ministro declaró: "Creo que no iré de candidato a las elecciones europeas. Estoy muy contento donde estoy". Cuando empezó a sonar el nombre de Esteban González Pons, actual vicesecretario general del PP en Estudios y Programas, no tardó en salir al paso del rumor, asegurando en una conversación informal con periodistas que a él tampoco le atrae en absoluto la idea de irse a Bruselas.
Semejante panorama alimenta la sospecha de que, puesto que nadie parece interesado en representar al PP al máximo nivel en el Parlamento de la UE, todos acabaremos viendo en la persona finalmente designada por el dedo perezoso de Mariano Rajoy a un "candidato a la fuerza". Cuando toque. De momento toca levantar acta de que cuando faltan menos de dos meses para las elecciones, el primer partido de España y uno de los más fuertes de Europa, aún no tiene candidato ni programa para competir en unos comicios decisivos en el futuro de la UE.
La imagen que traslada el PP a la opinión publica es la de que, en el fondo, el partido en el poder tiene asumido la presunta falta de motivación europea de los ciudadanos españoles y ha decidido no llevarles la contraria. De hecho, el mencionado González Pons acaba de declarar que en la campaña de las europeas "al PP se le va a llenar la boca hablando de España".
Es una de las muchas razones que se han esgrimido para explicar el síndrome del dedo perezoso de Rajoy. También se ha dicho que la demora se debía a la previa negociación con Angela Merkel de nombres españoles en las instituciones de Bruselas, o que el presidente abrigaba dudas sobre una consecuente remodelación del Gobierno. Sin olvidar las divertidas explicaciones manejadas en el debate político nacional. Según el PSOE, porque ningún dirigente del PP quiere dar la cara. Según el PP, por descolocar al PSOE, de modo que su candidata, Elena Valenciano, a falta de adversario, se viera abocada a pelearse con el aire. Una metáfora que el líder del PSOE, Rubalcaba, rebate con otra: "Esto no es un combate de boxeo. Es una carrera. Y en las carreras, siempre lleva ventaja el que sale antes".