Antonio Casado.- Prisa por blanquearse.

MADRID 5 Jun. (OTR/PRESS) -

Nos llegan noticias del País Vasco sobre el blanqueo apresurado de la llamada izquierda abertzale. La operación incluiría el desistimiento de su tradicional brazo armado. Dicho sea con toda propiedad. Visto al revés, estaríamos ante una petición del brazo político de ETA para que sus amigos abandonen el terrorismo y marchen unidos, sólo por las vías políticas, hacia la meta de la Euskadi soñada por Sabino Arana como unidad de destino en lo universal.

No perdamos la memoria. El terrorismo, la extorsión, el asesinato, forman parte de la esencia de ETA. Si renuncia a tan abominables maneras de estar presente en la vida pública, supuestamente para hacer política, ya no sería ETA. Antes haría falta cubrir el trámite derogatorio de la autodestrucción.

La simple continuidad de la banda, aún sin atentados ni violencia de ningún tipo, carece de sentido porque el atentado y la violencia están en su naturaleza y en su razón de ser. Recordemos la fábula del escorpión que mordió al cocodrilo que le estaba pasando a la otra orilla del río, a pesar de haberle prometido que nunca le daría tan mal pago al favor de ayudarle a cruzar. "Es que no puedo evitarlo", le dijo al picarle en plena travesía. Eso es lo que pasa con estos profesionales del terror, que lo llevan en los genes, que no pueden evitarlo porque para eso se metieron en la banda y ya es lo único que saben hacer.

Se nos cuenta ahora que la llamada izquierda abertzale está presionando a ETA para que deje las armas este mismo verano, so pena de pedirle el divorcio. El movimiento es tan descaradamente oportunista que nos excusa de entrar en detalles. Se trata de pasar la ITV lo antes posible y estar en condiciones de participar en las elecciones municipales de la primavera de 2011.

Los Usabiaga, Otegui, Echevarria, etc., se ponen muy dignos si se relaciona su operación de blanqueo con la necesidad de competir en esas elecciones, solos o en compañía de otros (se habla de polos soberanistas y de su acercamiento a Eusko Alkartasuna y Aralar). Niegan estar movidos por criterios tácticos y se reafirman en la prioridad de hacer política sin violencia. Puede ser. O puede no ser. En todo caso, si es como ellos dicen, no tendrán mayor inconveniente en esperar cuatro años más si este verano, como esperan, ETA no ha anunciado su disolución (nada de treguas). A ver si son consecuentes y, por salvar lo que es prioritario (hacer política) son capaces de seguir esperando en el caso de que la banda no formalice la entrega de las armas y su total desaparición.

De momento se limitan a constatar que ETA se ha convertido en un obstáculo para caminar hacia las metas del nacionalismo. Pero eso no basta para que el ordenamiento jurídico vigente permita presentarse a las elecciones a los amigos de ETA o sus continuadores.