Actualizado 02/09/2010 14:00

Antonio Casado.- Zapatero, en manos del PNV.

MADRID 2 Sep. (OTR/PRESS) -

Además de las primarias socialistas de Madrid -asunto recurrente de la vuelta al cole-, se rastrea en el PNV la clave del futuro político de Zapatero a corto plazo. Y muchos analistas coinciden en que el Gobierno vive un otoño caliente a expensas de Urkullu y Erkoreka, dirigentes político y parlamentario del nacionalismo vasco con asiento en el Congreso.

Es una deducción lógica a la vista de la matemática parlamentaria de apoyo al Gobierno, insuficiente para aprobar los Presupuestos del Estado para el año que viene. En las actuales circunstancias, que excluyen la prórroga de los presupuestos anteriores, como ya el propio Gobierno ha reconocido, si la votación le fuese adversa, Zapatero se vería abocado a adelantar las elecciones generales. Visto así, tiene sentido sostener que el PNV controla hoy por hoy los resortes de la muerte súbita de Zapatero.

Harina de otro costal es que los nacionalistas vascos -versión teóricamente moderada- estén dispuesto a utilizarlo si en la mesa de las discretas negociaciones con Moncloa no obtienen lo requerido en materia de transferencias y, en general, una mejora en el autogobierno del País Vasco.

En este punto procede constatar que la soga del PNV aprieta pero no ahoga. Dicho de otro modo, que el grado de contrariedad del PNV ante un eventual fracaso de la negociación con Rubalcaba y Blanco -parcial, en todo caso, como ocurre en todos los procesos negociadores-, nunca sería tan grande como adelantar el hundimiento político de Zapatero mediante la inevitable convocatoria de elecciones anticipadas.

Por grande que fuera una eventual frustración del PNV en las actuales negociaciones con el Gobierno, bajo la atenta mirada del lehendakari, Patxi López, no es en absoluto previsible que el partido de Urkullu decidiera de repente apostar a corto plazo por Mariano Rajoy como una gozosa alternativa de poder en la gobernación del Estado. Ese sería el desenlace ante un bloqueo presupuestario en el Congreso de los Diputados. Y el sueño de los nacionalistas, ni vascos ni catalanes, no pasa por apadrinar el retorno al poder de quienes un día sí y otro también les acusan de romper España, condenar al ostracismo a la lengua castellana y desbordar el marco constitucional.

Asunto distinto es el precio a pagar por el Gobierno como garantía de supervivencia política en al menos un año más. Mi apuesta es que al final habrá acuerdo, aunque está difícil hoy por hoy a la vista de las posiciones no coincidentes en la polémica transferencia sobre las llamadas políticas activas de empleo (subvenciones del Estado para fomentar el empleo en las Comunidades Autónomas). Es verdad que Zapatero se juega mucho en estas negociaciones, pero también el PNV tiene flancos débiles y mucho que perder. Por ejemplo, el poder de las Diputaciones Forales.

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