MADRID 6 Abr. (OTR/PRESS) -
Los mercados dan más que miedo. Hace ya demasiado tiempo que suben y bajan a golpe de noticia o de rumor. Así que un día reaccionan histéricamente a la baja o histéricamente al alza. No está desde luego para fiarse. Como siempre lo más sensato es invertir en bolsa y olvidarse. No es un mercado para invertir dinero que se va a necesitar o si nuestro corazón no es resistente.
Pocos expertos se atreven a pronosticar el futuro inmediato. En los tres primeros meses el IBEX ha perdido más de un 12 por ciento y abril tampoco es que haya empezado precisamente en una dirección. Las malas noticias que llegan de Estados Unidos se agolpan. La recesión parece que es un hecho y los datos de peticiones de desempleo y otros no auguran nada bueno. Los bancos empiezan a confesarse, pero aún la crisis de confianza y de liquidez sigue ahí acechando.
En España, tampoco las cosas pintan mucho mejor. Los precios no encuentran techo, el paro sigue avanzando en la construcción y se reducen drásticamente las afiliaciones a la Seguridad Social. Ya son casi veinte las sociedades ligadas de una forma u otra al ladrillo que han presentado en los juzgados concurso de acreedores (suspensión de pagos) y los datos que arroja el sector son cada vez peores. Nos vamos directos a un bajón del crecimiento que algunos ya empiezan a vislumbrar que puede acabar en recesión. Se necesitan medidas, pero el Gobierno sigue en funciones. Eso sí echando la culpa a quien puede.
En este contexto es muy complicado que la bolsa se aclare. Habrá que tener mucha paciencia y mucho cuidado. Buscar dividendo y solidez y siempre pensando en el largo plazo.
Carmen Tomás