MADRID 21 Mar. (OTR/PRESS) -
La bolsa española no acaba de remontar. Los inversores no ven motivos de alegría y no es para menos. El primer ministro griego ha anunciado que su país está al borde de no encontrar financiación en los mercados internacionales. Grecia necesita 20.000 millones en unos meses y 30.000 más hasta final de año. Papandréu habla de entablar una guerra contra los especuladores y ha pedido a los trabajadores sacrificios. La situación es de emergencia y la prueba es que ya Alemania habla sin tapujos de apelar al FMI para resolver la crisis.
El caso es que, lógicamente, la bolsa no lo ve claro y se ha atrincherado en los 11.000 puntos. El IBEX de hecho comenzará el lunes desde los 10.990 después de un festivo de caídas. Las pérdidas acumuladas en lo que va de año son del 8 por ciento y no son pocos lo que advierten de la pérdida de algún soporte fundamental que haga inevitable una brusca caída. Siempre hay que ser prudente, pero más en estos momentos de incertidumbre. Grecia, además, no es el único quebradero de cabeza. La Unión Europea advirtió hace unos días a varios países, entre ellos España, de la necesidad de más concreción en sus planes de lucha contra el déficit público y la recesión.
De momento, la contestación del gobierno español fue la aprobación del viernes en consejo de ministros de la Ley de Economía Sostenible ¡otra vez! Un cúmulo de lugares comunes que sólo suponen, como ha dicho Rajoy, ganar tiempo. Pero, el tiempo va pasando y Zapatero no toma las riendas. De nuevo nos habla de la economía verde y de la necesidad de un pacto que en realidad no quiere alcanzar y que otros partidos como el PP lo ven más como un trágala. Una buena muestra de ello es la subida del IVA, cuya negativa a evitarla apenas ganó por seis votos. Se producirá más contracción de la economía y más paro y la confianza no se recuperará. La bolsa no hace más que reflejar ese nerviosismo general que se vive en España y también en Europa. No vienen tiempos precisamente fáciles.