MADRID 14 Sep. (OTR/PRESS) -
Una de las falacias que utilizan con bastante descaro tanto el Gobierno como los partidarios de seguir con el proceso de negociación con ETA consiste en establecer distingos entre la banda terrorista y su ilegalizado brazo político, Batasuna. De esa manera pretenden hacernos ver que habría una ETA buena (los que quieren hacer política) a la que habría que ayudar y una ETA mala (los que desean seguir con las pistolas), que es a la que habría que combatir. Los problemas que tiene esta argumentación son varios, empezando por uno no menor si es que nos tomamos en serio el Estado de Derecho: el que Batasuna es lo mismo que ETA no es algo que pensemos muchos, sino que lo ha declarado en sentencia firme el Tribunal Supremo y lo ha ratificado posteriormente el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
La dependencia de Batasuna respecto a ETA es algo perfectamente conocido y sabido. Pero si alguien albergaba alguna duda, este fin de semana se publicaba en un medio de difusión nacional que los batasunos habían sometido recientemente a la consideración de la dirección de ETA los estatutos de un nuevo partido -"marca blanca"- con el que pretenderían colarse en las elecciones municipales y forales del próximo mes de mayo. Es decir, lo mismo de siempre, la misma sumisión de siempre, la misma cobardía de siempre.
Por otra parte, resulta de alguna manera humillante y hasta indignante estar todos los días analizando los movimientos, las declaraciones de los miembros de Batasuna, implorándoles casi de rodillas que, ¡por favor!, condenen la violencia y se desmarquen de ETA. Decía ese vasco y español universal que fue Miguel de Unamuno que "los conversos a la cola". No es creíble que la gente que ha estado apoyando durante tantos años a ETA, que no han condenado nunca ni un solo atentado terrorista, de la noche a la mañana se convierta en demócratas y se les permita volver, sin más, a las Instituciones. A Batasuna habría que exigirle que una vez que se desmarque total y absolutamente de ETA, esté una buena temporada purgando sus pecados y aprendiendo el abecedario de la democracia: el respeto a la vida, la libertad, el derecho a discrepar, la tolerancia. Es decir, que hagan un curso de aprendizaje de los valores básicos de la convivencia que ellos han estado combatiendo durante tantos años y que tanto daño ha hecho a la sociedad vasca.
Ni las víctimas del terrorismo en particular, ni la sociedad española en general, ni la dignidad de nuestro Estado de Derecho, se merecen perder un solo minuto en esperar a ver que hacen los que han sido durante tantos años cómplices y colaboradores necesarios de la violencia de ETA. Que hagan lo que les de la gana. Pero eso si, que nadie pretenda vendernos "gato por liebre". Batasuna es igual a ETA, por mucho que Rubalcaba y algunos mas se empeñen todos los días en intentar convencernos de lo contrario.