MADRID 29 Oct. (OTR/PRESS) -
El Presidente del PP del País Vasco, Antonio Basagoiti, tiene ese punto de frescura poco frecuente en nuestros políticos que le lleva con frecuencia a decir cosas que se salen de lo "políticamente correcto". A veces acierta y otras no, pero al menos sus declaraciones suenan distintas a las demasiado oficiales y previsibles de otros políticos. Ante el "ruido" creado estos días por una posible legalización del brazo político de ETA, Batasuna, para que pueda estar en las elecciones municipales del próximo mes de mayo, Basagoiti ha hecho una propuesta original: que aunque Batasuna, que está por ver, haga una condena tajante y explícita de la violencia de ETA, se la ponga en cuarentena electoral y que durante los próximos cuatro años -es decir, hasta las siguientes elecciones municipales del 2016- esté algo así como en un periodo de penitencia y reparación por sus pecados, para que de esa manera se pueda comprobar fehacientemente que esa voluntad de desmarcarse de la banda terrorista es real.
A mí me parece perfecta esta propuesta de Basagoiti, porque en el fondo está diciendo lo mismo que dijo hace ya varias décadas ese vasco y español universal que fue Miguel de Unamuno cuando manifestó aquello de "los conversos a la cola". Batasuna y sus anteriores marcas han estado durante mas de cuarenta años, amparando, justificando, alentando, los crímenes de ETA. Y por lo tanto atenta contra el sentido común más elemental que ahora, cuando tienen la necesidad -por poder y por dinero- de estar en los ayuntamientos vascos y navarros, les baste un desmarque de sus hermanos de las pistolas para poder volver a las instituciones democráticas.
Siempre he pensado que en la lucha antiterrorista lo importante no es lo que hagan y digan los terroristas y sus secuaces, sino lo que hagamos y digamos quienes estamos al otro lado de la raya, empezando por el Gobierno y las instituciones de nuestro Estado de Derecho. En este sentido, los mensajes que en los últimos días están saliendo de las esferas gubernamentales y del PSOE producen una enorme preocupación. Dan toda la impresión que están deseando, anhelando, que Batasuna lleve a cabo ese desmarque de ETA para poder permitir que estén en las elecciones municipales. Y quizás ese deseo y ese anhelo esté íntimamente relacionado con las prisas que puedan tener Zapatero y Rubalcaba de poder presentar a la sociedad española un final de ETA, sabedores que eso sería una buena baza electoral de cara a las elecciones generales del 2012.
Pero en la lucha antiterrorista, como en otros órdenes de la vida, las prisas son muy malas consejeras. El final de ETA no puede estar ligado a intereses partidistas y electorales. Sería un inmenso error. El final de ETA, que todos los españoles de bien deseamos que llegue cuanto antes, se producirá como consecuencia de la aplicación estricta de la ley y sólo de la ley. Sin atajos de ningún tipo. Por eso la propuesta de Basagoiti de la "cuarentena electoral" de Batasuna garantiza tanto que ETA no se cuele de rondón en las instituciones como que Zapatero y Rubalcaba no se muevan en esta delicada cuestión por intereses electorales.