MADRID 9 Jul. (OTR/PRESS) -
La reunión que han mantenido hoy en Madrid el Presidente del PP, Mariano Rajoy y el líder del Partido Nacionalista Vasco, Iñigo Urkullu, puede ser analizada desde diferentes ópticas. En todas y cada una de ellas, el análisis arroja un saldo positivo para ambos dirigentes políticos. Es decir, que a ambos les viene bien que se visualice el que son capaces de hablar e incluso de llegar a acuerdos en un futuro.
El PP quiere dar la imagen que lo del aislamiento y la soledad de la pasada legislatura -lo del "cordón sanitario"- son, eso, cosas del pasado. Que ahora la procesión se ha trasladado a otro barrio, concretamente al de la bancada socialista, donde cada vez tienen mas dificultades para conseguir los apoyos parlamentarios necesarios para sacar adelante sus iniciativas legislativas. Con unas elecciones en Cataluña a la vuelta del verano, Rajoy es consciente que el principal apoyo que puede tener Zapatero para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado del año que viene es precisamente el del PNV y con toda seguridad, habrá intentado disuadir en su reunión de hoy a Iñigo Urkullu para que no siga ejerciendo de salvavidas del actual inquilino de la Moncloa.
Por su parte, en el PNV todavía no han cicatrizado del todo las heridas que le produjo hace catorce meses el que, tras haber ganado con holgura las elecciones autonómicas, un pacto PSE-PP propiciara el desalojo de los nacionalistas del Gobierno Vasco y la sustitución de Ibarretxe por Patxi López en Ajuria-Enea. En el PNV va imponiéndose el pragmatismo e incluso sus dirigentes son conscientes que en un escenario político vasco con una izquierda abertzale en las Instituciones, la opción preferida de los socialistas sería formar gobierno con esa izquierda abertzale y con otros grupos como Aralar o Eusko Alkartasuna, dejando de nuevo al PNV en la oposición. Y es ahí donde entraría la posibilidad -impensable hace muy poco tiempo- de un pacto PNV-PP para el Gobierno de Vitoria. Todo esto, a algunos les puede parecer simples conjeturas, pero aquí el tiempo pasa corriendo y los acontecimientos mucho mas.
Todas estas razones y circunstancias de lo que se podría denominar "tactismo cortoplacista" no debería engañar ni a unos ni a otros. Que se sepa, el PNV actual sigue siendo el mismo partido que apoyó el Plan secesionista de Ibarretxe. El PNV sigue siendo el mismo partido que, tras el asesinato vil y cruel de Miguel Ángel Blanco firmó hace doce años con ETA en Estella un pacto por el que se comprometía a borrar del mapa institucional vasco a los partidos "españolistas". El PNV sigue siendo el mismo partido que no ha apoyado ninguna medida que desde el Estado de Derecho se ha tomado en los últimos años para derrotar a ETA. Convendría que las razones, legítimas y entendibles, de estrategia política, no le hicieran perder a Rajoy la perspectiva global que lleva a la siguiente conclusión: los nacionalistas vascos y catalanes no son de fiar, en el sentido que siempre mirarán por encima de cualquier otra consideración sus propios intereses, importándoles mas bien poco los intereses generales de algo que no sienten y en lo que no creen y que es España.