Actualizado 25/02/2010 13:00

Fermín Bocos.- Rajoy de cerca.

MADRID 25 Feb. (OTR/PRESS) -

No habrá pacto de Estado para poner en común las recetas que podrían ayudarnos a salir de la recesión. Nadie espera un milagro de la comisión que preside la vicepresidenta Salgado. Los políticos piensan más en los votos que en los problemas de los votantes. Un ejemplo, en público, el presidente del Gobierno emplaza al jefe de la oposición a arrimar el hombro, pero en privado no encuentra su número de teléfono. Mariano Rajoy -con quien coincidí en un debate en televisión- comentaba que Zapatero ni siquiera le ha llamado. No es que Rajoy esté por la labor de pasar un flotador a su rival -ahora que políticamente hablando está con el agua al cuello-, pero en este asunto, "manca fineza" que diría el gran cardenal de la política italiana Giulio Andreotti.

Hablando de Italia, Rajoy parece haber hecho suyo el lema de Augusto -"Festina lente", apresúrate despacio-. Parece que está quieto, esperando a que Zapatero se la pegue, pero según comenta sólo para dos o tres días a la semana en Madrid, el resto es precampaña electoral por toda España. Ahora tiene a Cataluña en la mirada y en la agenda. Habla más de Artur Mas (CiU) que del recurso contra el "Estatut". Tengo para mí que ha pedido las actas del que en su día se llamó "Pacto del Majestic" (Aznar-Pujol), como lectura de viaje. La política es así. Ayer el citado Mas llamaba a los periodistas para que le acompañaran al notario -quería que dieran fe de que Convergencia no pactaría con el PP-; hoy, el notario ha sido jubilado. Aunque la semana pasada Rajoy dejó pasar la oportunidad de presentar una moción de censura ("Lo haría sí tuviera los votos necesarios"), dice que no descarta hacerlo en lo que queda de legislatura. No parece probable. Tengo para mí que está a la espera del agotamiento de su contrincante y en esa espera habla tendiendo puentes con todos, incluidos los sindicatos en pie de guerra estos días por el "pensionazo" que anuncia Zapatero".

¿Retrasaría la edad de jubilación", le pregunté a Rajoy. "No. En estos momentos no lo haría", fue su respuesta. Ya digo, está en campaña y se le ve muy tranquilo. Hace un año en el seno del PP se escuchaban voces reclamando liderazgo e incluso, otro líder. Hoy -a las encuestas me remito- los errores de Zapatero y la expectativa de un posible vuelco electoral, ha pacificado a las filas populares. La política ofrece este tipo de paradojas. En el fondo, todo es provisional.

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