MADRID 4 Oct. (OTR/PRESS) -
Rodolfo Ares (Orense, 1954), consejero de Interior, dirigente del PSE y de la Ejecutiva del PSOE, es el hombre fuerte del Gabinete de Patxi López. Íntimo del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, puede decirse que la política antiterrorista vasca la diseñan ambos. Escaldado con el proceso de final dialogado del terrorismo de 2006, Ares apuesta por una política de "firmeza democrática" frente a ETA y de exigencia a la izquierda abertzale. Dice Ares, entrevistado en El País: "Si no se cometen errores y mantenemos la firmeza democrática, estamos en la recta final del terrorismo"; "No hay que descartar que se produzca una quiebra en el mundo de ETA y los radicales"; "Es una novedad que los 'abertzales' radicales quieran que ETA lo deje para hacer política"...
La entrevista de El País empieza preguntando a Ares por los tres pronunciamientos de ETA desde el 5 de septiembre, en que oficializó el parón en los atentados. Dice Ares: "No es una tregua porque no renuncia a mantener acciones terroristas. El anuncio es más light que el de otras treguas. En 1998 habló de tregua indefinida, y en 2006, de tregua permanente. En estos comunicados no responde a lo que le piden los partidos y ni siquiera los radicales abertzales. Es más. El pasado domingo, ETA aclaró, en la entrevista en Gara, que se reservaba la posibilidad de seguir aprovisionándose de armas, de reclutar gente y mantener la extorsión. Sabemos que ETA está más débil que nunca. Se ha detenido a su cúpula sucesivas veces. En su proceso de reorganización ha colocado a gente más joven en la cúpula, y en sus declaraciones se percibe que no tiene ninguna intención de recorrer el camino del abandono de las armas. Si ETA está más débil es por la presión del Estado de derecho, por la colaboración internacional y la presión social".
Sobre las presiones de la izquierda abertzale, que está pidiendo a ETA el abandono definitivo de las armas, dice Ares que desgraciadamente, ETA le contestó el mismo domingo, en un ejercicio de contraprogramación, diciendo que no aceptaba sus exigencias. "En ETA no hay ninguna novedad. Reconozco que es mejor que haga comunicados a que cometa atentados. La novedad digna de destacar es que hay una confrontación entre ETA y los radicales abertzales que, por primera vez, aparece con mucha claridad. Es una novedad que los radicales abertzales quieran que ETA desaparezca para poder hacer política, aunque sea por interés táctico. Todo indica que los radicales abertzales no van a poder mover la posición de ETA, y eso les lleva al desencuentro, que habrá que ver en qué se concreta. Pero como parece que no lo consiguen, debían tomar la decisión inequívoca de recorrer el camino que les lleva a la política, respetando las reglas de juego, los derechos humanos y la legalidad, aunque plantearan propuestas para cambiar esa legalidad. Pero tienen que pasar de las palabras a los hechos. Hasta ahora han dado pasitos, que tienen que concretar en su apuesta por hacer política. Son ellos los que tienen que tomar decisiones de manera inequívoca y contundente para independizarse de ETA y sin marcha atrás. No somos los demás los que tenemos que rebajar nuestras exigencias para que ellos hagan política. Por eso, las posiciones que están tomando algunos partidos en Euskadi, con el polo soberanista, me parecen una terrible equivocación.Me refiero a Aralar y Eusko Alkartasuna, de los que yo no dudo de su trayectoria democrática y de su voluntad de que ETA desaparezca. Pero si quieren embarcarse en ese polo soberanista, de unidad de acción con los radicales, lo que no deben hacer, y están haciendo, es rebajar sus exigencias. Patxi Zabaleta (líder de Aralar), después del atentado de la T-4 decía que ETA tenía que desaparecer y ahora rebaja sus pretensiones. Lo mismo le sucede a Eusko Alkartasuna. Insisto en que hay una rebaja de exigencias. Y lo hacen [Aralar y Eusko Alkartasuna] porque los radicales abertzales no están dispuestos a asumir la exigencia de que ETA abandone definitivamente las armas. Los que se han embarcado en el polo soberanista debían ser más exigentes con los radicales abertzales, porque el mejor camino para que no echen marcha atrás es ser exigentes con ellos. La izquierda abertzale ha dicho que la violencia no encaja en su estrategia. Pero no ha dicho nada en contra de la extorsión y sigue habiendo extorsión. No ha dicho nada de coacciones a personas por gente de su mundo y las ha habido. No ha dicho nada de la violencia callejera. Aralar y EA deben ser exigentes para que se pronuncien porque todos deseamos que se incorporen a la política. Pero son ellos los que tienen que tomar las decisiones. Yo no digo cuáles deben ser sus ritmos. Insisto en que debemos ser exigentes, prudentes, y que todos los partidos democráticos debemos pedir a ETA que lo deje, y a los radicales abertzales, que den el paso que tienen que dar. Cuanto menos exigentes seamos con los radicales abertzales y ETA, más tiempo tardarán en tomar las decisiones que tienen que tomar, porque como son difíciles, por eso no las toman. Valoro como muy positiva la unidad democrática de los partidos vascos, excepto los que están en el polo soberanista. Todos hemos coincidido en que solo esperamos de ETA un comunicado en el que diga que abandona definitivamente las armas, y de la izquierda abertzale, que esperamos hechos y no declaraciones.. Insisto en que en ETA no hay novedad. Los radicales abertzales tendrán que confirmar con hechos si están dispuestos a independizarse de ETA para hacer política. No hay que descartar que si eso ocurre podría haber gente en el mundo de los radicales abertzales que no compartiera esa decisión y que se produjera una quiebra. Todo el mundo conoce que Ekin [sector duro de los radicales abertzales] estaba en contra de las posiciones que adoptaba la mayoría de los radicales abertzales. La izquierda abertzale, o logra que ETA deje la actividad terrorista, que no lo están consiguiendo; o fijan una posición inequívoca y contundente, sin riesgo de vuelta atrás, de apostar por la política, los derechos humanos y la legalidad, marcando una distancia clara de la violencia. Lo tendrán que concretar en hechos, porque dicen que la violencia no encaja en su estrategia, pero, aunque mucho menos que antes, sigue habiendo actividad terrorista. Hay extorsión, kale borroka, coacciones. Y los radicales no levantan la voz contra esta actividad que también es terrorista".