MADRID 6 Dic. (OTR/PRESS) -
La pregunta del momento es si actuaciones como la de este fin de semana del Gobierno, en el conflicto de los controladores, le ayuda y merece apoyos, o por el contrario le resta tales apoyos populares. Parece haber quedado claro para la mayoría que el Gobierno actuó como era debido, y que lo hizo con puntualidad y contundentemente, sin miedo. Por el contrario, desde el PP se ha sugerido que el gobierno actuó tarde y mal. Sabedor del conflicto que se venía encima, aprobó a última hora una norma para poder proceder a la militarización, primero, y al estado de alarma seguidamente.
¿Se pudo haber actuado de otro modo para evitarle problemas a medio millón de usuarios de aeropuertos, o lo hizo adecuadamente? Hay división de opiniones, pero parece que predomina el sector que piensa que este Gobierno ha demostrado coraje y valor para enfrentarse una "casta de funcionarios privilegiada", como aparecen los controladores a la mayor parte de los ciudadanos. Primero les redujo el sueldo, y ahora trata de aumentar su productividad a niveles europeos. Con una resistencia digna de mejor causa... Hay pocas dudas sobre el particular, salvo para los propios controladores, que no dudan en denunciar que han sido acosados y castigados arbitrariamente y sin razones por el Gobierno socialista.
Desde luego, si escuchamos la opinión de la calle, a esos controladores "rebeldes sin causa", sediciosos y levantiscos, habría que conducirlos a prisión y juzgarlos sin más contemplaciones, incluso para hacerles devolver el coste de su acción o inacción, que se llega a calcular en cifras descomunales: 1.700 vuelos que no pudieron partir, y otros 2.600 que fueron cancelados. ¿Quién pagará ese desastre económico? Y eso, sin entrar en los daños de cada persona o familia, a quienes se les arrebataron planes y proyectos para un puente-fin de semana posiblemente programado con mucha antelación e ilusiones... ¿Opina lo mismo el PP? No parece probable, o al menos, los controladores merecerían muchas más salvedades que ese juicio acelerado y sin recurso posible de la población mayoritaria, sobre todo, de los afectados por la paralización de aeropuertos del viernes y parte del sábado.
En todo caso, habrá quedado "huella indeleble" de este episodio, y es indudable que los controladores necesitan una potente rehabilitación pública, tras su propio harakiri. ¿Tan lamentables y mejorables son sus portavoces, sindicatos y abogados? Sorprende que hayan podido poner a casi toda la ciudadanía en contra, después de una faena como la que produjeron estos días a muchos miles de ciudadanos. Pero ya parece indudable que el conflicto de los controladores en los primeros días de diciembre pasará a consignarse como los efectos de la erupción del volcán islandés o una buena temporada de la crisis económica que se trata de superar.
La más reciente crítica al gobierno proviene ahora de quienes aún no han visto que el presidente Zapatero hubiera dado explicaciones. Como ni lo bastaran las de Rubalcaba o Blanco, al pie de esta operación "de salvación nacional contra los levantiscos técnicos de los 300.000 euros anuales"...