MADRID 10 Sep. (OTR/PRESS) -
Parece evidente que el PSOE y el Gobierno, en su estrategia de no pisar demasiados callos al mismo tiempo, quiere que pasen la reforma laboral y la huelga del día 29 antes de poner sobre la mesa la otra modificación y reforma inevitable: la edad de jubilación. Este mismo jueves se proporcionan los datos sobre todo ese cocktail: de un lado, lo que Toxo llamó "la gran putada", la huelga de fin de mes, ha pasado a convertirse en seguro "huelgón" para los sindicalistas convocantes, que a todas luces tratan de cambiar la sensación dominante de que "no hay ambiente de huelga" y que podría ser un gran desastre y un notable fracaso, como sucedió con la huelga de los funcionarios.
Para evitar ese pinchazo, las centrales sindicales han comenzado a aplicar su propio "rodillo", que probablemente resultará sumamente eficaz. Nada menos que dieciséis mil delegados sindicales de toda España han llegado a Madrid para impulsar la convocatoria de huelga y no permitir que la convocatoria fracase. Las centrales, por si fuera poco, tienen que atender dos frentes al mismo tiempo: la huelga general española coincide con una jornada europea de protesta que concentrará en Bruselas a muchos miles de delegados sindicales que, también, aspiran a reflejar el descontento social producido por la salida de la crisis que ha elegido la Comisión Europea. Es decir, que además de la cita española, hay también cita en Bruselas, y movilizaciones previstas en unas cuentas capitales europeas más, junto a Madrid y Bruselas. Lisboa, Roma...
Y luego, sí, tras el huelgón y las movilizaciones sindicales, llegará la otra dosis "de castigo" pendiente, la reforma por la que se pretende que la edad de jubilación se prolongue desde los 65 a los 67 años. Este jueves, son varios los periódicos que han destacado los datos de una encuesta elaborada por la aseguradora Axa, según los cuales, nada menos que el 74 por ciento de los españoles rechaza aumentar la edad de jubilación. Sólo Alemania e Italia sufren una oposición sindical similar a la española, contraria a ese propósito de la Unión Europea de reforzar el sistema de pensiones para el futuro. De hecho, y según el mismo estudio sociológico, los españoles quisiéramos jubilarnos a los 59 años, seis años antes del actual tope legal... Estos disconformes con el proyecto del Gobierno preferirían pagar más a la seguridad social para asegurar las pensiones antes que tener una vida laboral más extensa. ¿Qué sucederá con esta reforma? El gobierno corre el riesgo de volverse a quedar en soledad. Los populares de Rajoy no se mojarán, por muy conscientes que sean de la necesidad de "reforzar el sistema", y ya "predican" que su posición será la de "jubilación a la carta", cada cual cuando desee, con las correspondientes subvenciones y apoyos a quienes más resistan en el puestos de trabajo.
Pero ésta es materia "para más adelante", y una vez que se agoten las de ahora mismo: la reforma laboral y la huelga general del 29 de septiembre. Ya llegaremos a las tensiones y choques siguientes...