MADRID 23 Sep. (OTR/PRESS) -
La editorial Aguilar acaba de poner a la venta 'No hay silencio que no termine', una obra estremecedora, en la que su autora, Ingrid Betancourt, relata con todo detalle los seis años y medio que paso en el infierno de su secuestro a manos de las FARC. Un cautiverio seguido con angustia a nivel internacional, y que tuvo su final en 2008 cuando Ingrid Betancourt fue finalmente liberada. Lo que cuenta es terrible y asombroso: cómo es posible que sobreviviera a la crueldad de sus secuestradores y al rigor de la selva. Mucho se ha especulado sobre lo que ocurrió en este periodo y este relato es su testimonio, su calvario, su verdad, de lo que fue ese viaje al corazón de las tinieblas. No hay silencio que no termine, es el título de uno de los versos del poema de Pablo Neruda que Ingrid Betancourt ha elegido precisamente para narrar una experiencia que supone una reflexión sobre la vida y la naturaleza humana. Este es el diario de días interminables en los que Betancourt va perdiendo la esperanza, en los que se ve privada de la salud, de la comida, en los que lleva a cabo varios intentos de huída que son castigados con pesadas cadenas que atan su cuello a un árbol, o su relación con su antigua colaboradora Clara Rojas. Un testimonio escalofriante, en el que Betancourt se ha armado de valor, para que ahora el mundo lo pueda conocer. Ingrid aborda su relato con coraje y no esquiva las preguntas más incómodas que han rodeado su leyenda. No hay silencio que no termine es profundamente humano y en sus páginas Ingrid Betancourt nos estremece y nos trasmite la sabiduría humilde del que ha conocido todos los infiernos.
Ingrid Betancourt nació en Bogotá, Colombia, en 1961, vivió en Francia, donde estudió Ciencias Políticas en el Instituto de Estudios Políticos de París. En 1989 regresó a Colombia para dedicarse a la política. Asesora de los ministros de Hacienda y de Comercio Exterior entre los años 1990 y 1994, fue elegida representante a la Cámara en 1994, creó el partido Oxígeno Verde en 1997 y fue elegida senadora en 1998 con una votación récord en su país. En 2002, siendo candidata presidencial de Colombia, fue secuestrada por la guerrilla de las FARC. Después de seis años y medio de cautiverio, en 2008 el ejército colombiano la rescató junto a otros catorce secuestrados durante la reconocida Operación Jaque. Tras su regreso a la libertad, Ingrid ha recibido la Legión de Honor francesa, fue galardonada con el premio Príncipe de Asturias de la Concordia 2008, y fue nominada al premio Nobel de la Paz. La propia Betancourt, según relata este miércoles el diario ABC, evocó ayer desde Nueva York para el canal privado francés TF1 sus vivencias y el libro en el que las detalla, "Même le silence a une fin", que se publica hoy en diferentes lenguas y países. En una breve entrevista, la que fue la secuestrada más célebre de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de febrero de 2002 a julio de 2008, consideró que "lo peor" de su experiencia fue la relación entre los seres humanos "y en particular el trato recibido por parte de los secuestradores". Preguntada por las tensiones vividas entre los propios rehenes, algunos de los cuales ya escribieron hace tiempo su visión de los hechos y no siempre la dejaron en muy buen lugar, la ex candidata a la presidencia de Colombia dijo haber retenido principalmente "la historia de la fraternidad entre todos, en diferentes momentos". Algo que convirtió este período de mi vida, en un gran aprendizaje, agregó. Al respecto dijo que "sus compañeros de infortunio", con quienes a veces fue "difícil vivir", fueron también sus "ángeles" y los que le permitieron "mirar hacia el cielo". Fueron, dijo, los que "me sacaron del barro y me pusieron en un lugar en el que me sentía un ser humano", resaltó antes de concluir que debía a "mucha gente" el haber salido viva y entera de esa experiencia "tan dura". "Sola no me habría sentido capaz", subrayó Betancourt, quien resaltó que sin el amor de sus hijos y de su madre, "esa voz que me conecto a la vida", tampoco lo habría logrado.
La ex senadora no entró en detalles sobre las violencias vividas que relata en su libro, ni sobre "las muchas cosas" que hacían que la situación fuese "horrible", pero sí comentó cómo se apoyó en el "concepto de dignidad", que si bien era muy abstracto "estaba muy presente". "Pienso que había Dios, la fe; la idea de que no era una coincidencia, una falta de suerte lo que vivía, que había una razón, algo superior, que incluso si no entendía lo que me ocurría, habría respuestas", manifestó Betancourt. Dijo haberse apoyado en "la conciencia de estar viviendo momentos inauditos", sobre los que debía dar testimonio, pues los colombianos tenían que saber lo que ocurría, y "el mundo también tenía que comprender".