Actualizado 02/10/2010 14:00

José Cavero.- Renuncia a más años de jubilación a cambio de años de cotización.

MADRID, 2 Oct. (OTR/PRESS) -

No es la primera vez que, desde el propio Gobierno y el PSOE, se plantea la conveniencia de prescindir de la anunciada batalla por elevar de 65 a 67 años la edad de jubilación. La fórmula alternativa es elevar las cotizaciones, para que el sistema no quiebre. Pero eso sólo se puede conseguir con más años de cotización. Y en este sentido, nos cuenta hoy La Vanguardia que cuadros dirigentes del PSOE creen posible ofrecer a los sindicatos una simbólica renuncia a la impopular prolongación de la edad de jubilación a los 67 años, sin soliviantar al Directorio Europeo y sin provocar otro conflicto y deterioro en la frágil credibilidad de las cuentas públicas del Reino de España en los mercados financieros internacionales. ¿Cómo conseguir esa cuadratura del círculo? Ampliando de 35 a 38, o a 40 años, el tiempo de cotización necesario para poder cobrar el cien por cien de la pensión. O bien mantener los 65 años como horizonte de vida laboral (en la práctica, la mayoría de los trabajadores se jubila antes), pero al precio de una menor pensión. En el grupo dirigente del PSOE se cree que estas fórmulas podrían ser explicadas sin graves contratiempos a los analistas financieros y al cuartel general del Directorio Europeo, ubicado en Berlín.

La revisión del sistema español de pensiones fue una exigencia explícita de Alemania en las aciagas jornadas de mayo, que obligaron al Gobierno a dar un giro de 180 grados en su estrategia de gasto público. La restricción a medio y largo plazo de las pensiones de jubilación es una medida sin incidencia inmediata en la rebaja del déficit público, pero envía un mensaje tranquilizador a los acreedores: aunque las cosas siguieran yendo mal en España, las pensiones se comerían menos recursos en el futuro...

Dice el analista de La Vanguardia que en el PSOE creen que la ampliación obligatoria del tiempo de cotización sería una señal igualmente convincente en el exterior, puesto que la estructura de ingresos y gastos de la Seguridad Social es fácil de analizar. ¿Tendría, sin embargo, la misma trascendencia que los dos años más de trabajo obligatorio? Ahí puede estar el punto débil de esa estrategia, aún no debatida a fondo por el círculo dirigente de la Moncloa. Entre otras cosas, porque "el trago amargo" de elevar de 65 a 67 años la edad de la jubilación complace a pocos, e incluso, aunque con bastantes cautelas, ya se ha advertido desde las centrales sindicales y el principal partido de la oposición que el Gobierno no debiera contar con ellos. El PP, ha sugerido alguno de sus "barones", se inclina por trabajar los años que uno quiera, con jubilación voluntaria. Eso sí, ateniéndose a los efectos de esos años de trabajo: a más años, mayor pensión, con la posibilidad de estimular los años de permanencia en el puesto de trabajo mediante fórmulas fiscales. Los populares nunca se han adherido públicamente a la prolongación de la edad obligatoria de jubilación. Este es un asunto en el que todos los partidos -también Convergencia i Unió- andan con pies de plomo.

Hay una fecha en el horizonte: los días 6 y 7 de octubre se reúne el Pacto de Toledo para dejar a punto su informe sobre la sostenibilidad del sistema de pensiones. Pocos días antes, comparecerá el Gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez, poco amigo de los enjuagues. A ese informe del Pacto de Toledo se remitía hace unos días el presidente Zapatero para no anticipar acontecimientos, ni batallas...

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