MADRID 23 Dic. (OTR/PRESS) -
El pleno del Congreso de este martes fue momento y escenario para comprobar derrotas y victorias múltiples y variadas, en lo que pudo parecer como oportunidades por fin de temporada: caída, tumbada por falta de apoyos, la llamada Ley Sinde, de descargas en la red, y en cambio con PNV, con coalición canaria, con CiU y hasta con el PP, el PSOE salvaba, en el último pleno del año, leyes de notable calado político, con acuerdos con distintos grupos del congreso de los diputados y sin apenas sobresaltos. solo quedaron fuera de los acuerdos los grupos minoritarios de la izquierda, que siguen alejados del PSOE, especialmente en asuntos económicos. En primer lugar, el pleno aprobó definitivamente los presupuestos para 2011, el rescate de las concesionarias de autopistas, la reforma de la ley electoral, las medidas para cerrar el paso a las urnas a la izquierda abertzale y el estatuto de Extremadura, entre otras leyes. Sin duda, el pacto de estabilidad firmado con los nacionalistas vascos y canarios funcionó -con la sola excepción de la ley de economía sostenible y su añadido final, la ley Sinde-, y logró levantar con la mayoría absoluta requerida el veto del senado a los presupuestos.
Se ha demostrado en los dos últimos meses, desde su puesta en marcha, que ese acuerdo con PNV y CC, funciona para lo esencial, casi siempre, y ha restado presión al gobierno para no tener que vivir al filo del desastre en cada pleno. Por ejemplo, en materia de unos presupuestos ya de regreso del senado, fue crucial el apoyo del PNV. "apoyamos los presupuestos por responsabilidad política, económica y por el desarrollo íntegro del estatuto de Gernika", aseguró el portavoz del PNV, pedro Azpiazu, para constatar el respaldo al gobierno en lo esencial. El frente del no a los presupuestos lo había encabezado el PP, en una reiteración de los argumentos críticos a la política económica del gobierno. Cristóbal Montoro había argumentado, para rechazarlos, que las cuentas "suben impuestos, no tienen una verdadera austeridad en el gasto público, congelan pensiones y no titubean en recortes sociales". Y llegó a la "sublime conclusión" de que un nuevo gobierno debiera ser quien haga frente a la crisis. Por supuesto, la izquierda minoritaria reafirmó su rechazo a los presupuestos.
En otras materias funcionó el entendimiento del gobierno con CiU, como en la polémica enmienda encajada en la ley postal para compensar a las empresas adjudicatarias de autopistas de peaje por sus pérdidas. El PP se opuso y la izquierda lanzó duras críticas como las de Joan Tardà (ERC), que animó a CiU a "pasar por caja" tras "rendir pleitesía" a las constructoras. Más sorprendente fue que con el propio PP, el PSOE sacó adelante la reforma de la ley electoral que, por ejemplo, suprime el voto de los emigrantes para las elecciones municipales, y obliga a las televisiones privadas a aplicar criterios de proporcionalidad en sus informaciones de campaña electoral. PNV y CiU apoyan esta reforma, pero la izquierda y upyd la rechazan, por considerar que consolida el bipartidismo y penaliza a los grupos minoritarios. también con los populares, el psoe aprobó la reforma para endurecer las exigencias a la izquierda abertzale para concurrir a las elecciones. A partir de ahora será necesaria la condena expresa de la violencia. Incluso los dos grandes partidos aprobaron el estatuto de autonomía de extremadura que pactaron en aquella comunidad y sobre el que apenas han introducido cambios en la tramitación parlamentaria.
Pero la gran expectación la había reclamado la llamada ley Sinde, que constituía la parte final de la ley de sostenibilidad económica. La sostenibilidad pasa al Senado, pero no la normativa sobre descartas y derechos de autor... finalmente, esta ley de la ministra de cultura no logró los apoyos pertinentes, y el PSOE comprobó su propia debilidad y deberá buscar otra oportunidad, o acaso nuevos padrinos...