Actualizado 02/05/2010 14:00

José Luis Gómez.- A vueltas con España.- El paisaje del 1 de Mayo

MADRID 2 May. (OTR/PRESS) -

Hace un año, en el Primero de Mayo, UGT y CC.OO. se confesaban conscientes de que debían hacer algo contra el paro desbocado y la falta de expectativas --de aquella se hablaba de una huelga general-- pero constataban que si alguien no iba a ceder contra el abaratamiento del despido y una mayor flexibilización, como ya reclamaba entonces la derecha, era el presidente Rodríguez Zapatero. Este año, los sindicatos salieron a la calle a la defensiva.

Doce meses después, los dos sindicatos mayoritarios siguen en las mismas, o incluso peor, y centran el debate en reclamar un acuerdo sobre la reforma laboral antes de que acabe este mes, de ahí que consideren que los próximos días serán decisivos. Aparte de resistir, la izquierda política y sindical no ha sido capaz de plantear una estrategia económica de fondo, más allá de tirar del gasto público, mientras que la derecha política y económica se lanzó al ataque en busca de la generalización del contrato de 33 días de indemnización, frente a los 45 actuales. Unos se enrocan y los otros van al asalto, pero ni unos ni otros ponen encima de la mesa las bases de un nuevo modelo económico y social, al estilo de los pactos de la Moncloa en la Transición. Se ha perdido mucho tiempo y se ha avanzado poco, mientras los problemas del déficit se han ido acumulando hasta el punto de que ahora solo se habla de ajuste en el sector público y de 'eres' y abaratamiento del despido en el sector privado. Por eso las manifestaciones del Día del Trabajo se han celebrado en toda España a la sombra de la incertidumbre económica y laboral, por el empleo con derechos y la garantía de las pensiones.

Hay quienes se sorprenden al ver que los sindicatos ni siquiera hablan de una huelga general ante una situación tan grave desde el punto de vista social, con cifras de paro alarmantes. Todo tiene su explicación: si lo hicieran, correrían el riesgo de alentar la llegada de un Gobierno que tome las medidas que están pidiendo los empresarios y no los trabajadores, de ahí que sea tan complicada la posición de los sindicatos ante esta crisis, cuya naturaleza y manera de gestionarla por parte del Gobierno tiene poco o nada que ver con las grandes huelgas generales de la democracia, donde hubo un común denominador: los ataques a los derechos de los trabajadores. Así, la primera gran huelga general fue la del 88 contra la política económica del Gobierno de Felipe González por sus medidas medidas liberalizadoras. También fueron importantes los paros del 92, contra el real decreto sobre fomento de empleo y protección por desempleo, y del 94, a raíz de la reforma laboral del Gobierno. La otra gran huelga fue la de 2002, ya con José María Aznar, debido al real decreto sobre la protección al desempleo y las medidas de fomento del empleo, el llamado decretazo, que fue retirado. Hubo más huelgas generales, pero a nivel autonómico, pero ninguna en tiempos de Rodríguez Zapatero.

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