Escaño Cero.- País de contrastes

Europa Press Sociedad
Actualizado: lunes, 30 julio 2007 16:31

El nuestro es un país de contrastes. Pondré dos ejemplos: Barcelona es una de las ciudades europeas más cosmopolitas y sin embargo se ha quedado durante dos días sin luz por un fallo estrepitoso de las compañías eléctricas. El sistema andaluz de salud cuenta con un nuevo robot capaz de operar, lo último en tecnología, y sin embargo las listas de espera en los hospitales son escandalosas, y no les quiero decir en los centros de salud situados en la costa que se ven desbordados año tras año, sin que la Administración autonómica haga nada al respecto. De manera que cualquiera que pasee por Barcelona verá una ciudad además de bella y espléndida, moderna, a la última en vanguardias y diseños y, sin embargo, las tripas de la ciudad no funcionan.

Hace unos años las empresas eléctricas se endosaron un billón de euros de los contribuyentes españoles supuestamente para modernizar la red. No tengo ni idea que hicieron con el billón, pero lo que está claro es que los ciudadanos de toda España sufrimos periódicamente cortes de energía eléctrica. Lo peor es que los ciudadanos nos encontramos que nadie asume su responsabilidad en los desastres. Barcelona se queda sin luz y las empresas eléctricas miran hacia otro lado y los responsables políticos hacia el contrario. Ninguno se siente responsable del desastre.

Y así nos encontramos que los propios políticos catalanes rizan el rizo a la hora de buscar a quién echarle la culpa. Por ejemplo, alguno ha dicho que es que el Estado tiene abandonada a Cataluña porque invierte poco. Otros aseguran que detrás del apagón está la larga mano del señor Pizarro, que pasa factura a Cataluña por aquella fallida OPA de Gas Natural sobre Endesa.

Lo curioso es que la Generalitat cree no tener que asumir ninguna responsabilidad, y como en Cataluña hay cuatro partidos, tres de los cuales gobiernan, no tienen problema a la hora de mirar hacia otro lado para cargar sus responsabilidades. De manera que dicen que el gobierno central no hace su trabajo porque no inspecciona bien a las empresas eléctricas. Y mire usted por donde, ahí sí tienen parte de razón. La realidad es que desde el Estado, o sea el Gobierno, no está exigiendo a las compañías eléctricas que mantengan unos mínimos en la calidad del servicio que dan a los ciudadanos.

Lo que está pasando en Barcelona es una vergüenza, y todos deberían de ponerse colorados, del ministro de industria al presidente de la Generalitat, y todos los organismos públicos que tienen que velar porque funcionen servicios básicos para el funcionamiento de la sociedad. En el caso de la sanidad pública, la realidad es que las transferencias de esta competencia no la ha hecho mejor, salvo excepciones, porque la sanidad pública catalana sí que ha mejorado, mientras que la andaluza -robots aparte- deja un tanto que desear a la hora de prestar atención a los ciudadanos.

Pero no solo la andaluza, en estos momentos en que millones de personas de todas partes se desplazan a las costas españolas, los centros de salud están saturados. No se aumenta la plantilla ni de médicos y ATS y allí donde mandan personal de refuerzo resulta escaso.

Alguien tendrá que explicar porqué hay tantos jóvenes médicos españoles que tienen que buscarse la vida fuera de España porque aquí, les dicen, no hay trabajo. Y porqué exportamos ATS, cuando aquí faltan. Y porqué los médicos de los ambulatorios no disponen ni de cinco minutos para atender a los enfermos. Sí, vivimos en una país de contrastes, pasamos de los robots que operan a la situación tercermundista de morir de un infarto que de haber sido atendido a tiempo habría salvado a quien lo sufre. Nuestros políticos deberían de hacerse menos fotos triunfantes y atender de verdad a los problemas de los ciudadanos.

Julia Navarro.

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