MADRID 3 Feb. (OTR/PRESS) -
Si esto no es actuar con alevosía ya me dirán ustedes cómo se puede calificar la actuación de un hombre que se presentó en casa de su ex esposa a las cuatro de la mañana a pesar de tener una orden de alejamiento, que comenzó a golpearla, la retorció el cuello, la tiró al suelo y la pisó, en fin la dio una paliza que la dejo tetrapléjica. Testigos de la agresión: los dos hijos de la pareja de 13 y 15 años que nunca se recuperarán del todo de haber visto a su padre destrozar a su madre.
Al sujeto en cuestión le habían condenado a 21 años de cárcel, pero el caso terminó en el Supremo y allí han dictado una sentencia, rebajando la pena a 16 años. El ponente de la sentencia ha sido el magistrado Luciano Varela.
¿Saben lo que ha alegado el Supremo para rebajar la condena? Pues nada menos que no había alevosía, que sí, que el sujeto la golpeó, violó la orden de alejamiento, etc, etc, etc, pero que eso de entrar a las cuatro de la mañana en una casa cuchillo en mano no significa que tuviera malas intenciones. Y se han quedado tan anchos.
A mí me produce escalofríos pensar en esta sentencia del Tribunal Supremo. No es que no la pueda comprender, es que me parece una injusticia por más que haya que acatarla. Pero la Justicia también se equivoca o, mejor dicho, los hombres que imparten justicia también se equivocan y está sentencia es peor que una equivocación.
Maria Antonia, que así se llama la víctima, se ha quedado tetrapléjica a causa de la paliza del energúmeno de su ex marido. Un hombre que la amenazó de muerte el día en que ella le dijo que se quería divorciar. Ya saben, el energúmeno es esa clase de hombres de los que dicen "antes muerta que de otro", y eso es lo que ha hecho, dejarla muerta en vida. Pero los magistrados del Supremo consideran que no ha habido alevosía, y yo me pregunto cómo es posible que hayan llegado a esa conclusión cuando los hechos son tan meridianamente claros.
No sé lo que pensará María Antonia de la sentencia, o que pensarán sus hijos que sufren estrés postraumático y que nunca olvidarán las escenas de violencia, no sólo de ese maldito día, sino de ocasiones anteriores en que su padre se ensañaba con su madre. Si esto es Justicia, que Dios nos coja confesados.